La aparición del coronavirus ha suscitado una incontable cantidad de teorías sobre su peligrosidad y acerca de las medidas que se deben tomar para defenderse de tan grave epidemia. Además, los medios de comunicación han gozado de una fuente inagotable para publicar noticias y transmitir las más variadas opiniones, casi en exceso. Y no se diga de las redes sociales.
Situando el fenómeno en Colombia, es justo reconocer que el gobierno nacional ha procedido con acierto en la adopción de medidas preventivas y de control para hacer frente a un fenómeno de tan enorme magnitud. Ningún gobierno anterior ha tenido que resolver problemas parecidos, excepto durante las guerras civiles que desangraron a Colombia en siglos pasados.
La verdadera capacidad de un gobernante se conoce en las crisis porque administrar cuando se tienen bastantes recursos que permiten mostrar realizaciones y ganarse simpatías con la compra de lealtades, no tiene mucha gracia. Para no traer ejemplos nacionales baste recordar a Hugo Chávez que recibió un país inmensamente rico y le facilitó adquirir fama mundial derrochando en dádivas y propaganda los dólares venezolanos.
El Presidente Duque ha conducido al país con serenidad e inteligencia derivadas de una amplia información. Se equivocan quienes creen que decisiones tan trascendentales como las suyas provienen de repentinas corazonadas o audaces improvisaciones. Estos no son momentos para protagonismos vanidosos ni para confrontación de poderes porque lo que está en juego es la supervivencia de los ciudadanos y el futuro del país.
Jamás se habían irrigado tantos dineros públicos para atender a los colombianos más necesitados a través de los programas presidenciales. A las familias, los jóvenes y los ancianos menos pudientes les están llegando cuotas adicionales, la devolución del IVA y alimentos gratuitos para paliar en parte sus urgencias actuales.
También, a los colombianos en general se les han disminuido las cargas tributarias y otorgado ampliación de plazos para el cumplimiento de sus obligaciones. Cada día el gobierno nacional dicta nuevas normas para aliviar su situación y atender las peticiones de apoyo.
Algo que quiero resaltar es la convocatoria que ha hecho el Presidente para que las empresas más sólidas del país se unan en la ayuda a los colombianos en la entrega de alimentos para los más pobres y de elementos de seguridad personal para el personal médico y paramédico. Sorprende la generosa respuesta de los empresarios que se ha ampliado a la importación de equipos médicos para la detección del virus y la atención de los enfermos de afecciones pulmonares.
Los actos de un gobernante no se pueden limitar a emitir alarmas y lanzar ideas intuitivas. Es primordial interiorizar la convicción de los ciudadanos sobre su colaboración en la solución del problema, y atender de manera global tanto la protección de su salud como la normalización de la marcha del país.
NOTA LUCTUOSA. Lamento hondamente el fallecimiento de Iván Ramírez Jaimes, funcionario ejemplar, ciudadano cabal e inmejorable miembro fa familia. Prestó sus servicios al departamento Norte de Santander durante bastantes años sin tacha alguna, y con una discreta eficiencia que le valió el reconocimiento de quienes lo conocimos. A sus hijos y demás familiares, y a sus amigos mis condolencias sentidas.
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