Esta Croniquilla viene cortica porque se refiere a la anterior para hacer dos observaciones o aclaraciones.
Antiguamente se hablaba del diablillo de la imprenta: era ese ser malévolo que se colaba en un escrito y cambiaba el sentido de todo. No se sabía si el diablillo era la mano de un humano u otro elemento externo; se trataba de los famosos lapsus, el más conocido el lapsus calami o error al escribir. (Lapsus y calami son palabras latinas: lapsus significa error, y calami significa pluma).
Sin más preámbulos, vamos al grano. En la anterior Croniquilla titulada “¡A la batalla contra la barbarie!” publicada en La Opinión el viernes 7 de noviembre, lo juro que yo escribí -y así lo tengo en mi computador – la palabra “acuerdo” con minúscula. Sin embargo, salió con mayúscula inicial, “Acuerdo”. No señores. El voquible “acuerdo” es un sustantivo común, y los sustantivos comunes se escriben con minúscula. “Acuerdo” se escribe con mayúscula inicial solo cuando alude a un hecho histórico o aun documento oficial. Por ejemplo, “El Acuerdo de Río de Janeiro”. También se usa mayúscula cuando está numerado. Por ejemplo: “El concejo municipal aprobó el Acuerdo Número 88 por el cual se combate la corrupción”.
Segundo error que yo no cometí y que por él se tiraron toda mi clase de gramática y la Croniquilla: Yo escribí: “Así como es incorrecto “la ignorancia del presidente; lo correcto es “la ignorancia del presidente”. Al contrario, en el periódico salió: “Así como es incorrecto “la ignorancia del presidente; lo correcto es “la ignorancia del presidente”. El que entendió, entendió. Digo que se tiraron todo porque yo, pretendiendo enseñar a escribir correctamente, resulté, por culpa de quién sabe quién o quién sabe qué, escribiendo las burradas que estoy combatiendo.
Espero que ahora está Croniquilla no se la tiren también.
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