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Croniquilla | Para reir
De verdad que estos dos personajes deliran al pretender enfrentar con fusiles viejos y en combate cuerpo a cuerpo la increíble tecnología americana, su armada nuclear y su aviación supersónica.
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Viernes, 5 de Septiembre de 2025

El 9 de agosto de 1987 la corbeta Caldas de Colombia ingresó a las aguas del golfo de Coquivacoa, para nosotros, o golfo de Venezuela, para los venezolanos. El presidente de Venezuela, Jaime Lusinchi, alegó que nuestra embarcación había violado su espacio marítimo, ordenó rodearla con numerosas y bien armadas naves suyas, y declaró prácticamente estado de guerra con Colombia.

El cuento va a que envió escuadrones de soldados a las fronteras con Colombia a la espera de que nuestras tropas se asomaran para entablar las mil batallas.

Una hermana mía que vio cómo emplazaban cañones en San Cristóbal en todos los edificios, apuntando al cielo para derribar a los aviones colombianos que los atacarían, rezaba por nuestros padres y sus hermanos que caeríamos acribillados por las balas enemigas.

En un momento creyó que ella también moriría y no hallaba si venirse a morir en Cúcuta junto a los suyos o al lado de su esposo y sus hijos en la patria bolivariana.

Cuando nos narró todos esos episodios se admiró de que nosotros acá, en Cúcuta, estábamos toteados de la risa, muy tranquilos y desentendidos de las alharacas del gobierno venezolano.

Luego sucedió la caza y muerte del cabecilla de la guerrilla terrorista comunista Farc, alias Raúl Reyes, el 1° de marzo de 2008, en un campamento en Ecuador. Fue el exitoso resultado de la Operación Fénix del Ejército colombiano.

Mandaba en Venezuela el coronel Hugo Chávez y en Ecuador Rafael Correa, ambos afiliados al comunismo. Chávez y Correa proclamaron a los cuatro vientos y demandaron justicia porque se había hollado al pacífico e inocente suelo ecuatoriano.

Venezuela rompió relaciones con Colombia, y Chávez ordenó militarizar la frontera colombo-venezolana.

Muchos meses permanecieron los soldados chavistas en el monte, soportando plagas, enfermedades y hambre, sin que el enemigo colombiano apareciera.

Ahora, en estos días, el usurpador Nicolás Maduro vuelve a hacer el ridículo. En efecto, dispuso que 15.000 guerreros ocupen la frontera por el Catatumbo, ya que por allí van a venir los gringos a atraparlo y llevarlo preso a Estados Unidos para que responda ante una corte por el delito de capo de los narcotraficantesdenominados “El cartel de los soles”. Seguramente piensa el dictador que los norteamericanos se internarán en el Catatumbo, y machete en mano despejarán la selva, avanzarán pecho en tierra, y buscarán a su presa por todas las madrigueras.

A la payasada se sumó nuestro ocupante de la Casa de Nariño que se pasó de generoso con su colega comunista: le ofreció 25.000 soldados para combatir también en El Catatumbo al invasor imperialista. Ninguno de los dos cumplió, pues no tienen de dónde sacar tantas tropas.

De verdad que estos dos personajes deliran al pretender enfrentar con fusiles viejos y en combate cuerpo a cuerpo la increíble tecnología americana, su armada nuclear y su aviación supersónica.

 ¡Quizás son los únicos seres en el planeta Tierra que desconocen que hoy se libran las guerras de quinta generación a base de elementos bélicos manejados desde consolas y computadores superavanzados, con precisión quirúrgica del objetivo a abatir! ¡Tal vez por vivir en la estratosfera Maduro y su aliadolanzan bravuconadas desafiantes e irrisorias ante la primera potencia mundial militar!

¡Que conste que no somos ni los colombianos ni los venezolanos los que hacemos semejante oso! ¡Son ellos! ¡Los que dicen representarnos!

orlandoclavijotorrado@yahoo.es


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