Hace treinta años Jorge Luis Borges en uno de sus cuentos dijo que ser colombianos es un acto de fe. Él se había asomado a Colombia en 1963 cuando la Universidad de los Andes le nombró “Doctor honoris causa” y dijo que nos admiraba porque aquí la literatura se tomaba en serio.
Fue un hombre sin prejuicios que reconoció a Miguel Antonio Caro y su influencia latinista y admirador de José Asunción Silva y su “Nocturno”, como parte de su vida porque su madre Leonor Acevedo de Borges se lo recitaba diariamente de memoria.
Volvió en 1978 para recibir la Orden Civil al Mérito “Ciudad de Bogotá” cuyo frio le quemaba sus narices. Por esos días publicó “Ulrica” aquel cuento de amores que involucraba a una chica de origen sueco y Javier Otálora un profesor de la universidad de Los Andes de Bogotá.
Fue a Medellín y le entregaron las llaves de la puerta de la ciudad y al recibirlas dijo; “estoy muy conmovido, me entregan estas llaves que no abren ninguna, mejor dicho, que abren todas las puertas, ya que no abren ninguna”. Agregando; no puedo hablar, discúlpenme. Y así no abriendo ninguna, abrió el boquete del realismo mágico latinoamericano.
De paso en cuanto hace a la literatura, se volvió más importante el premio Casa de las américas, que el Nobel noruego tan cercano a la patria de Ulrica.
Hay aspectos importantes que en la vida de los literatos influyen y se trasuntan en su obra como son las ideologías políticas. Y cada que se llega a los vientos de agosto tan fuertes en esta ciudad de Dios, pues los conservadores invocamos a Jorge Francisco Isidoro Luis Borges y repasamos su vida.
Me agrada por ejemplo leer su discurso de 1963 en la sede del partico conservador argentino tras su afiliación. “me siento muy feliz entre ustedes. si tuviera que razonar esto, diría que las horas de mayor decoro y tranquilidad corresponden a este partido”.
En las jornadas de Paris del 68 no dudó en decir que con el tiempo mereceremos que no haya gobiernos. Y ¡ahí seguimos parqueados!
Adenda: En Utopía dijo: “Soy conservador o una forma de ser escéptica, nadie me ha tildado de comunista, de nacionalista, de antisemita, de hormiga negra” Los políticos tuvieron que buscar oficios honestos, Algunos fueron buenos cómicos o hasta buenos curanderos”.
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