Cada día que transcurre se presentan más episodios de violencia en la ciudad que nos atemorizan, que nos dan la impresión de estar cada vez más acorralados, frente a los cuales existe la percepción que las autoridades a pesar de su esfuerzo, es insuficiente. Lo del viernes en un restaurante en Caobos es otro golpe demoledor. Entre amigos y gente cercana escucho expresiones de temor. Aquella Cúcuta tranquila y apacible de otros tiempos pertenecen al pasado. Las recientes generaciones, especialmente la juventud de ahora, están viviendo estos episodios crudos que desconocíamos años antes.
Si bien esta realidad y percepción está ocurriendo en varias regiones del país pareciera que ese pulso entre garantizar seguridad o el caos, lo estuviéremos perdiendo. Con la elección de Jorge Acevedo como mandatario que va a cumplir cinco meses en su gestión, a primera vista aparecía como un factor importante para su desempeño el que había hecho previamente tres campañas para llegar a la alcaldía, circunstancia que mostraba que conoce muy bien la cuidad, sus problemas y deterioro de la seguridad de los últimos años. La realidad es que da la impresión que estamos desbordados por la inseguridad.
Por supuesto que de manera alguna se puede responsabilizar al nuevo mandatario por la alarmante situación que vive la ciudad. Sería un despropósito. De hecho, esa falta de articulación entre la inseguridad que viven muchas ciudades y regiones en el país obedece a que las autoridades nacionales han perdido confianza frente al nuevo gobierno; se escucha frecuentemente que no reciben el apoyo y confianza que debían, y esa inseguridad y falta de coordinación comienza a mostrar un efecto en las regiones y ciudades como Cúcuta que en los últimos años ha estado asediadas por la violencia.
Lo peor de esta zona de frontera es que aquí se desenvuelven varias estructuras criminales, casi todas. Esa es una realidad, pero en ocasiones da la impresión que al alcalde, a pesar de algunos pronunciamientos y convocatoria a consejos de gobierno, da la impresión que aún no arranca, que no le toma el pulso a la ciudad y menos con lo que está sucediendo frente a la inseguridad.
Y lo primero que debe entenderse frente a este flagelo, es que Cúcuta es una de las cincuenta ciudades más violentas del mundo, y bajo esa realidad debe entenderse las soluciones. Aquí no podemos creer que vamos a encontrar soluciones con lineamientos muy locales, en donde hasta el secretario de seguridad es un funcionario que puede tener el mejor de los propósitos, pero viene al desempeño del cargo proveniente de un compromiso político. Carece de la experticia y experiencia en temas de seguridad. Cúcuta ya requiere en temas de seguridad de expertos de talla nacional e internacional. Esa es la realidad.
Pasando a otros temas, el caos en circulación y desorden vehicular crece día a día. Si bien aún es muy pronto para pedirle una rendición de cuentas al alcalde, hay temas que da la impresión que no arrancan, como el de tránsito, que ni siquiera se puede decir que se ha empezado en el control del mismo por el reciente cambio de director de tránsito que apenas duró unos días en el cargo, siendo uno de los temas del día a día en el que la gente espera que se de una solución rápida y razonable.
Siguiendo en temas de administración municipal, no se ve una actividad importante para la recuperación de la deteriorada malla vial, en algunas calles, más que huecos, hay es cráteres. Son muchas cosas alcalde que siguen sucediendo en Cúcuta, no de la mejor manera, está empezando su gestión, pero hay que empezar a dar señales de tener más conexión con la gravedad de los problemas de la ciudad.
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