Interrumpo en esta oportunidad la serie que he venido publicando sobre el país patas arriba, por cuanto ocurrió un hecho local que no da espera y afecta sustancialmente a la ciudadanía cucuteña.
El señor Juan Carlos Bastos presidente de una facción sindical de transporte público-taxis-, se ha venido desgarrando las vestiduras en las conversaciones con la Junta del Área Metropolitana encargada de autorizar las tarifas de taxis anualmente, manifestando: “que ya van tres meses del año 2024 y no nos han autorizado el nuevo incremento.” Le manifestamos al señor Bastos, que los taxistas sin esa autorización decidieron desde mediados del mes de diciembre del año pasado aumentar la carrera mínima unilateralmente por encima de los 7.000 pesos. Así que, señor Bastos no sea cínico con los cucuteños que tarados no somos.
Voté por el actual alcalde de Cúcuta. Así como le di mi humilde respaldo en las urnas, mi deseo más ferviente es que le vaya muy bien en su mandato para beneficio de los millares de cucuteños que esperanzados hicieron lo mismo ante la desastrosa administración anterior. Hice rogativas, si eso es parangón de buenos deseos, que mi Dios lo iluminara en las presiones que los transportadores de servicio público le estaban haciendo para que la carrera mínima quedara en 7.500 pesos, la más cara del país.
Me desperté el 20 de marzo con la noticia de que la carrera mínima de taxis quedaba en 7.000 pesos. Bendito sea Dios dije, le fue bien al alcalde, no se dejó presionar.
Pero, pero…analizando todos los ítems que componen la tabla tarifaria, me deja como condorito: “¡Plop!” o “¡Exijo una explicación!”.
Hago aquí una observación, en la administración pasada, se hicieron cambios en los ítems que perjudicaron a los usuarios y lo denuncié en una columna publicada por este diario, en esta se hace exactamente lo mismo agravando lo que el zurrón aprobó, en una jugadita para camuflar el impacto que al final sale a la luz.
Veamos: se aumenta el valor de la unidad, que consta de 55 metros de 59 a 72 pesos, recortándose la distancia mínima en aproximadamente dos cuadras y media que pasa de 100 unidades a 97. Después de esto, empieza el taxímetro a marcar cada 55 metros, si está bien calibrado, 72 pesos, terminando con un sobre costo exagerado. El banderazo pasó de 3.150 pesos a 3.900. El minuto de espera pasa de 118 pesos a 173. El recargo a la terminal de transportes, nocturno y festivos de 1.000 pesos a 1.500. Recargo al aeropuerto de 4.100 pesos a 4.500. El recargo por hora pasó de 21.500 pesos a 30.000. El servicio a Puerto Santander pasa de 75.000 pesos a 130.000. A El Zulia de 20.000 pesos a 30.000. A San Cayetano de 25.000 pesos a 50.000. Un recargo del 8 al 24 de diciembre de 500 pesos que no estaba estipulado anteriormente. Y ahora se inventaron un recargo de 500 pesos a las carreras puerta puerta, por plataforma, que nos obligará nuevamente a tomar el servicio en la calle y negociar con el conductor.
En conclusión, no son solo mil pesitos el aumento, sino mucho más en perjuicio de los usuarios en los cuales hubo concierto de alcaldes del Área Metropolitana que se confabularon para tratar de despistar a la opinión pública.
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