Con aliados políticos cuestionados, sanciones por manejos irregulares de dinero en época electoral y un nuevo expediente en la Fiscalía por recibir más de $1.000 millones de un exnarco y un polémico contratista, Nicolás Petro Burgos ha sido, a la vez, el escudero y más grande dolor de cabeza del presidente Gustavo Petro.
Siendo el “patito feo” de la familia presidencial, Nicolás cae mal en el círculo más cercano: no es allegado a sus hermanas Andrea y Sofía ni a la primera dama, Verónica Alcocer.
Tras el reciente escándalo que también relaciona a la familia con parapolítica y corruptos, Nicolás no solo profundizó esas fisuras internas, sino que sacó a relucir un antecedente reciente con manejos irregulares de dinero.
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Según una millonaria sanción del Consejo Nacional Electoral, CNE, Petro Burgos movió $174 millones sin pasarlos por las cuentas oficiales de su campaña a la Gobernación del Atlántico, un hecho que, en la práctica, se traduce en mover esa alta cantidad de dinero bajo cuerda. Pero, ¿quién es, a detalle, el polémico hijo del presidente?
Siendo el mayor de los seis hijos del jefe de Estado, Nicolás Petro Burgos ha sido el único que ha capitalizado el poderío político que su papá viene cultivando desde que él era un bebé, cuando nació como fruto del primer matrimonio de Gustavo Petro con su compañera del M-19, Katia Burgos.
Pese a que creció lejos de su papá –pues él y Katia se separaron pronto y Petro estaba en plena etapa revolucionaria– en su juventud se acercó más al presidente y se volvió un aliado cercano durante su alcaldía de Bogotá, entre 2012 y 2015.
De hecho, Nicolás estuvo hombro a hombro cuando la Procuraduría destituyó a Petro y lo defendió a capa y espada ante los medios durante esa época.
Terco, pero con el don de gente para ganar amigos y aliados políticos, Petro Burgos fue acaparando poder alrededor de su padre y acercando a personajes para que lo conocieran y se aliaran en negocios o fortines políticos.
Pero esa “luna de miel” entre padre e hijo tuvo sus primeras rupturas precisamente por esas atribuciones que, supuestamente, se tomó Nicolás para decidir en nombre de su padre.
Tanto así, que la primera vez que Petro le pidió a la Fiscalía que investigara a su propio hijo fue en 2014, cuando contratistas lo señalaron de estar injiriendo directamente en licitaciones del Instituto Distrital de Recreación y Deporte y de Transmilenio.
Ante esas denuncias de supuesta corrupción, el entonces alcalde Petro le solicitó al fiscal de la época, Eduardo Monteaelgre, que investigara a su hijo mayor para descartar irregularidades.
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Aunque ese fue un precedente importante la reciente petición oficial del jefe de Estado para que la Fiscalía investigue a su Petro Burgos y a su hermano, Juan Fernando Petro, fue en un tono decidido y casi que acusatorio, pues Gustavo Petro escuchó de primera mano todo lo que tenía por decir la exesposa de Nicolás, Day Vásquez, unos 20 días antes de que estallara el escándalo.
En ese comunicado, la Casa de Nariño dio a entender que Nicolás y Juan Fernando podrían estar relacionados con hechos de corrupción relacionados con la paz total, pero no especificaron que, de fondo, también se cocinaban estrepitosas declaraciones con las que Vásquez culpó a Nicolás de recibir millonarias sumas de dinero para la campaña presidencial de su padre que, en la práctica, nunca llegaron al entonces candidato Petro.
¿$1.000 millones ilícitos?
En esas declaraciones de la exesposa de Nicolás –que ya fueron escuchadas este viernes por la vicefiscal Martha Mancera– Vásquez reveló por lo menos cinco nombres de cuestionadas amistades y alianzas económicas del hijo del jefe de Estado.
Entre ese dossier están el exnarcotraficante Santander Lopesierra, más conocido como Marlboro, de quién Petro Burgos habría recibido $600 millones; el político señalado de alianzas con paramilitares Alfo Hisalca Eljaude, más conocido como El Turco Hisalca, quién habría entregado $400 millones en efectivo; y hasta el hijo del condenado excongresista por parapolítica Musa Besaile.
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Sobre este último -llamado Abraham Musa Besaile- Nicolás siempre alegó que eran encuentros amistosos, una versión que Day desmintió, entre otras cosas, por la diferencia de edades entre Musa, que tiene máximo 22, y Petro Burgos, que alcanza los 36.
Los encuentros, entonces, se habrían dado para pactar alianzas del Pacto Histórico en Córdoba y para asegurarle la dirección del Sena en esa región al Clan Musa Besaile.
Sobre eso último, y menos de 24 horas después de que estallara el escándalo, el director de esa entidad, Jorge Londoño, reconoció que sí puso en ese cargo a José Nicolás Barrios Sierra porque venía recomendado por Nicolás, pero que, supuestamente, lo sacó cuando supo de su cercanía con el exsenador Musa.
Pese a eso, Barrios Sierra no cayó mal parado, pues en Función Pública existe un contrato a su nombre en el Ministerio de las TIC con un salario mensual de más de $9 millones.
Con todo lo anterior, Nicolás Petro deberá defenderse por delitos como enriquecimiento ilícito, cohecho y fraude electoral en los procesos que tiene abiertos en la Fiscalía, la Procuraduría y hasta el CNE, donde será incluido en una investigación que se adelanta en contra del presidente Petro por, supuestamente, no registrar dineros que entraron a su campaña.
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