El organismo internacional recordó el caso de Sara Millerey González Borja, mujer trans de 32 años que fue asesinada el 6 de abril de este año “con un significativo grado de saña y crueldad en Bello, Antioquia”.
Este es uno de los 35 asesinatos reportados por la Fiscalía en 2025 y los más de 287 casos de violencia contra la entidad y expresión de género que registró la Defensoría el año 2024.
En las observaciones preliminares de la visita in loco de 2024, la CIDH señaló que "la persistencia de la violencia en contra de esta población y obstáculos que las personas LGBTI enfrentan para acceder a la justicia, en especial, en los territorios afectados por el conflicto".
Un año después de esta visita, el organismo internacional insistió en que, a pesar de los avances alcanzados en el Estado, Colombia continúa registrando algunos de los mayores índices de violencia contra personas LGBTI en la región.
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El reporte señala que la violencia por prejuicios no constituye un hecho aislado “sino una manifestación de rechazo hacia las personas LGBTI que tiene un asidero en los valores de la cultura patriarcal” y que además “busca enviar un mensaje de intolerancia a toda la sociedad”.
Ante la gravedad de la situación y las preocupantes cifras, la CIDH exige al gobierno acciones concretas para fortalecer las medidas de prevención y garantías de no repetición, pero también en la investigación de los casos.
“La falta de una respuesta estatal adecuada, mediante investigaciones realizadas con la debida diligencia, contribuye a perpetuar la impunidad crónica y refuerza la percepción social de que las vidas de las personas LGBTI no tienen valor. La omisión del deber de investigar, o la investigación deficiente o tardía, no solo perpetúa la violencia estructural, sino que también puede generar la responsabilidad internacional para el Estado”, advierten.
La CIDH pide al estado que estas medidas deben elaborarse en consulta activa con la sociedad civil y los liderazgos LGBTI, e incluir estrategias culturales y educativas destinadas a erradicar estereotipos y prejuicios que históricamente han servido para legitimar ese tipo de violencia.
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