El papa León XIV no solo ha sorprendido por su elección rápida durante el cónclave. También lo ha hecho por una afición inesperada: juega videojuegos todos los días.
En una entrevista con NBC, su hermano Jhon Prevost reveló que ambos comparten una rutina matutina que comienza con una partida de Wordle, el famoso juego de adivinanzas lingüísticas. “Empezamos el día con Wordle, es parte de nuestra costumbre diaria”, contó. Luego, suelen enfrentarse en Words With Friends, una versión digital del clásico Scrabble.
Robert Francis Prevost, ahora conocido como el papa León XIV, mantuvo esta costumbre incluso en los días previos al cónclave. La noche anterior a su elección habló con su hermano por teléfono sobre temas ligeros, como la película Cónclave, y aprovechó para seguir jugando. “Quería hacerlo reír, sacarlo un poco de la tensión del momento”, explicó Jhon. El detalle, íntimo y revelado de forma natural, fue rápidamente amplificado en redes sociales como TikTok y replicado por medios internacionales, generando curiosidad global sobre los gustos personales del nuevo pontífice.
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Ambos videojuegos ocupan un lugar destacado en la cultura digital actual. Wordle, creado en 2022 por el ingeniero Josh Wardle, propone adivinar una palabra de cinco letras en seis intentos. Su mecánica simple y desafiante lo llevó a ser adquirido por The New York Times, donde se convirtió en uno de los pasatiempos digitales más jugados en el mundo. Por su parte, Words With Friends, desarrollado en 2009 por Newtoy, se basa en el clásico juego de mesa Scrabble, pero permite partidas asincrónicas entre jugadores, con hasta 40 partidas activas al mismo tiempo.
Los videojuegos del papa no son simples pasatiempos. En ellos hay una forma de meditación activa, un ejercicio diario de pensamiento, lenguaje y conexión familiar. En una institución marcada por la solemnidad, que históricamente ha mostrado distancia frente a la cultura digital, el gesto del papa León XIV resulta revelador. No se trata de modernidad impostada ni de una estrategia de imagen, sino de un hábito auténtico que lo muestra cercano, cotidiano, humano.
El testimonio de su hermano cruzó continentes en cuestión de horas, y dejó en claro que incluso en el corazón del Vaticano hay lugar para los rituales digitales. El Papa León XIV no rehúye el presente: lo habita, palabra por palabra, turno por turno.
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