Vulnera los derechos fundamentales
El personero de Ocaña, Jorge Armando Bohórquez Lanzziano, asegura que esas decisiones arbitrarias vulneran los derechos fundamentales de más de 1.000 familias campesinas en su mayoría víctimas de la violencia.
“Los procesos de reparación se ven afectados ante los tropiezos por el traslado de las cartas catastrales de manera inconsulta y sin mirar una realidad”, manifiesta.
Solicita al Congreso de la República dirimir a favor de esa población revictimizada ante un nuevo trazado sin pensar en el impacto socioeconómico de las comunidades.
El presidente de la junta de acción comunal de la vereda Nuevo Amanecer, corregimiento Agua de la Virgen, Héctor Jorge Navarro, reclama a los dirigentes de la región hacer valer el arraigo cultural y echar para atrás el procedimiento inconsulto del IGAC.
“Nuestros predios no corresponden a un rollo de tela donde cualquier persona puede cortar a su antojo sin importar los derechos adquiridos durante muchos años de sudor y sacrificios. Esa decisión repercute en la prestación de los servicios de salud, educación, matrículas inmobiliarias para traspasos y pagos de impuestos”, agrega.
“A mi vecino Germán Sanjuán le llegó una factura de impuesto predial de su finca por 8 millones de pesos de la secretaría de Hacienda de Río de Oro, cuando se encuentra al día con Ocaña. Eso es injusto”, añade.
La misma situación viven los agricultores de las veredas San Pedro, El Cauca, La Ceiba, Yerbabuena quienes no han recibido el beneficio de la reparación colectiva de víctimas debido a esos enredos jurídicos.
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“Estamos cansados de asistir a las reuniones y nunca se escucha una solución definitiva”, dice Luis Eduardo Díaz Álvarez, presidente de la junta comunal del corregimiento Pueblo Nuevo de Ocaña.