El pulso fuerte
La situación se intensificó entre el secretario jurídico de Norte de Santander, Jhonny Carrascal y su homólogo en el departamento del Cesar, Carlos Quintero Medina, quienes emprenden la batalla para defender el arraigo y la tradición cultural de la línea fronteriza.
Ambos están dispuestos a conciliar una hoja de ruta, con documentos en mano, trazando una línea geográfica sin perjudicar a las partes.
En ese trabajo de campo se invitó a técnicos especializados del IGAC, asesores del Congreso de la República y representantes de los dos entes territoriales en conflicto para hacer un análisis en profundidad encaminado a una solución definitiva.
El alcalde de Ocaña, Emiro Cañizares Plata, insiste en la georreferenciación al detalle del área afectada para no generar traumatismos entre la población campesina.
El mandatario mostró en el mapa cómo las veredas San Pedro, Los Curos, El Poleo, El Cauca, Yerbabuena, Los Curitos, Cristo Rey de Aguas Claras, Pueblo Viejo de Otaré, entre otras, históricamente han pertenecido a Ocaña y no tienen ninguna conexión con el sur del Cesar.
Consideró que la decisión tomada en el 2011 por el IGAC, de pasar una serie de predios, fue equivocada por la carencia de muchos análisis profundos.
“Son más de 91.000 hectáreas en litigio y el Cesar alega por 1.000 hectáreas de Venadillo y Carrizal, entonces se puede conciliar para que esos predios pasen a ese departamento, sin perjudicar al resto de la comunidad”, añadió.
Por su parte, el personero del municipio de Ocaña, Jorge Bohórquez, solicitó suspender el traslado de las cartas catastrales mientras se resuelve el conflicto limítrofe, ya que el impacto socioeconómico es bastante grande.
Fue categórico al afirmar que esas decisiones arbitrarias vulneran los derechos fundamentales de más de 1.000 familias campesinas en su mayoría víctimas de la violencia.
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En ese sentido, exigió al Congreso de la República dirimir a favor de esa población revictimizada.