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Judicial
Luego del secuestro, él quedó mal: familia de Ratón, el joven abatido afuera de una panadería en Cúcuta
Los padres de Kevin Arley Moreno Ávila sostienen que su hijo no estaba vinculado a ninguna banda criminal.
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La opinión
La Opinión
Jueves, 3 de Julio de 2025

Se cumplen nueve días del homicidio de Kevin Arley Moreno Ávila, el joven de 18 años que murió tras recibir tres disparos por parte de un uniformado de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc), luego de salir con un revólver en la mano de una panadería en el barrio Santander.

Muchas opiniones surgieron a raíz del hecho de que Kevin, conocido como Ratón, presuntamente atacara a mano armada a un sujeto al interior del establecimiento comercial, acto del cual sigue siendo un misterio el motivo detrás.

Este medio pudo acercarse a los padres de la víctima, quienes sostienen que su hijo no estaba involucrado en bandas criminales, ni era un delincuente. Según ellos, el hecho se podría deber a uno de los ataques de nervios de los que padecía Ratón, luego de ser secuestrado el año pasado.


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El secuestro

En busca de un mejor futuro, Ratón puso rumbo a Estados Unidos, junto con varios familiares en abril del año pasado. Sin embargo, hicieron una parada en México, y allí fueron secuestrados, los captores se comunicaron con la familia, exigiendo un pago para liberarlos de 27 millones de pesos.

Kevin prefirió no recordar lo que sucedió durante el tiempo que estuvo cautivo, en tanto, en Colombia su familia recurrió a recolectas de dinero para juntar la suma y enviarla por un sistema de divisas internacional.

Tuvieron que vender la casa en la que vivían para poder juntar un porcentaje del dinero. Pocos días después de enviarlo, recibieron una llamada, era Kevin, desorientado, con miedo en su voz decía no saber dónde estaba, recuperó su libertad, pero no volvió a ser el mismo.

Poco después sus familiares también escaparon del cautiverio.

El joven siguió su camino a Estados Unidos, donde vivió un año entero, pero cada vez que hablaba con sus familiares notaban que no estaba bien, decía no sentirse mejor, creía que lo perseguían, escuchaba voces, el miedo a volver a ser raptado lo cambió totalmente.

Cansado de la situación, Ratón decidió volver y el pasado 1 de mayo volvió a pisar su tierra natal.


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El proceso psiquiátrico

Tras volver con las secuelas del secuestro, Ratón fue llevado a un psiquiatra, quien lo remitió con un psicólogo, allí le diagnosticaron unas medicinas para tratar trastornos mentales, por un periodo de tiempo para probar si tenían efecto, en caso de que no, debía ser ingresado a un hospital mental.

Kevin no era el mismo muchacho alegre y físicamente activo que era antes de irse. Según sus familiares, en ocasiones dependía de ellos para actividades básicas, como cambiarse la ropa.

Se volvió alguien más desconfiado e incluso agresivo, la paranoia parecía haber borrado el rastro del joven que se ganó el apodo de Ratón por su gusto por el queso, cuando era niño.

En los siguientes días, Ratón consumió la medicina recetada, que parecía hacerle efecto, calmando los ataques que padecía. No obstante, a la larga no fue así, y tras un ataque a patadas contra un vecino, los padres tomaron la difícil decisión de internarlo en un centro psiquiátrico.

El sábado 21 de junio, la situación no mejoró, la familia recibió apoyo externo para conseguir los medicamentos, valorados en 600 mil pesos, la cual debían suministrarle para que entrara en un estado más calmado, y pudiera ser internado durante la semana.

El martes 24 de junio iban a empezar el tratamiento, pero Kevin salió de la casa, nunca volvió y las cajas de medicinas quedaron sobre la mesa.


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El ataque

Los familiares no saben qué sucedió aquel fatídico martes, el día en que debía empezar a tomar medicinas, salió de casa, aparentemente con dirección a la casa de su pareja, quien tiene cinco meses de embarazo, y con quien Kevin esperaba su primera hija.

Sin embargo, no saben qué pasó desde ese momento, de dónde consiguió el arma, ni cuál fue el motivo detrás del ataque, pero están seguros que no se trata de ningún ajuste de cuentas, ni un hecho relacionado con el control territorial del expendio de estupefacientes, sostienen que probablemente sufrió un ataque de nervios y reaccionó de la peor manera.

Ellos afirman que Ratón persiguió a Marco Núñez sin disparar en ningún momento, no tienen certeza de lo que pasó al interior de la panadería, y denuncian que la Policía le disparó sin causa justa, pues él no habría abierto fuego contra las autoridades.

Otro punto relevante es la moto de Ratón, la cual dicen no conocer su paradero ni quiénes fueron los que lo llevaron al centro asistencial, donde falleció minutos después.


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