Redacción / Carlos Caballero V / El Universal 

El bate esta vez se rompió, no aguantó. Eugenio Baena Calvo, reconocido periodista deportivo colombiano, uno de los más emblemáticos del Caribe, fue hacerle compañía en el cielo a otros grandes de esta profesión como Napoleón Perea, Melanio Porto, Campo Elías Therán, Édgar Perea y Fabio Poveda.

Por cosas del destino estuve ahí cuando ocurrió la trágica noticia, se trataba de mi tercera visita para conocer el estado de salud del referente actual del periodismo deportivo cartagenero.

A las 9: 18 de la mañana del viernes 8 de agosto de 2025, el corazón de Eugenio Baena dejó de latir, un infarto fulminante acabó con la vida a este hombre que dio la batalla con gallardía hasta el final, pero que debió aceptar el llamado de Dios.

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“Caba, él estaba bien, yo lo bañé hoy, lo vestí, lo emperfumé, estaba firme, escuchó su programa de Buenos días, deportes, no entiendo qué pasó, no lo entiendo Caba”, me dijo La Chechi Baena, consternada tan solo unos minutos después del fallecimiento de Baena Calvo en la clínica Neurodinamia.

Se vivieron momentos muy fuertes. Ahí, en compañía de sus hijas Raquel, Chechi y María Eugenia, además de Fredy Jinete Daza, su eterno compañero en Buenos días, deportes, Baena se despidió del mundo terrenal, ese en el que bateó todas las bolas de jonrón siendo testigo presencial y cubriendo las grandes gestas deportivas de las últimas cinco décadas.

Abrazos, gritos, lamentos, imágenes realmente desgarradoras se vivieron en el piso 4, sección UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) de la clínica Neurodinamia, en donde intentaron reanimar a Baena, pero ya era tarde, pues ‘El Bate’ se había ido.

Los últimos días de Eugenio Baena

A Baena le practicaron el pasado 30 de julio, en la clínica Neurodinamia, dos cateterismos para limpiar las arterias.

Antes, había llegado al Hospital de Bocagrande con un fuerte dolor en el pecho. Ahí sufrió dos infartos, pero lograron reanimarlo.

En Neurodinamia estuvo en UCI durante siete días. El pasado jueves 7 de agosto, Baena se encontraba fuera de peligro y por eso los médicos autorizaron a que lo bajaran a una habitación, en donde seguiría con su recuperación.

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“Voy a escribir un libro y lo titularé: dos infartos”, me dijo Baena el pasado sábado. Se le veía fuerte, como un roble y con muchas ganas de seguir viviendo.

“Todo se ha dado de manera divina para que siguiera con vida, es un milagro que yo haya soportado esos dos infartos. Caba yo tuve muerte súbita, me fui de este mundo 12 minutos y regresé. Es algo milagroso”, recalcó en ese momento.

Pero su voz se apagó, Baena se fue al cielo a reforzar al equipo de periodistas deportivos y ahí seguro armarán unas largas tertulias, que inician con el tradicional y reconocido saludo de: “feliz día, feliz día, feliz día”.

Baena falleció con un suéter de color azul, como recibiendo un llamado del cielo....

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