Sentada en la sala de la casa de un compañero del colegio, una niña de 13 años recibió un disparo en la cara. Aunque suene inverosímil, y haya pocas formas de explicarlo, eso fue lo que le pasó a Mariana. Sus familiares aún no logran entender cómo es que un compañero suyo cargó un arma y le disparó.
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El caso fue denunciado por los familiares de Mariana en Nariño, municipio del Oriente de Antioquia, cerca al parque principal de la localidad. Según el testimonio de la familia, la niña y los compañeros iban a la piscina. Entonces, uno de los presentes, el que habría accionado el arma, les pidió a los demás que lo esperaran mientras se cambiaba.
Lo sorprendente, dicen los familiares de la víctima, es que el compañero –también de 13 años– que le disparó no estaba jugando con el arma, sino que la cargó y tiró del gatillo. Para la familia de Mariana, no fue un accidente.
El proyectil impactó en un costado de la cara, dañando el nervio óptico. Desde entonces comenzó un suplicio. Poniendo tutelas, peleando, lograron que la niña fuera remitida a Rionegro, donde la operaron y le reconstruyeron el ojo. “Le ‘desmecharon’ el ojo, pero una retinóloga le logró reconstruir el ojo y le sacó el proyectil”, contó una persona cercana a la víctima.
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Ante la gravedad del asunto, los familiares están pidiendo ayuda para costear médicos particulares, pues han tenido trabas con la atención a través de la EPS. Quienes están interesados en ayudar a la familia pueden comunicarse al 310 7568856.
La familia alega que el arma accionada es de fuego y no de fogueo, como dijeron los médicos. Mientras la niña se recupera de la herida, pues los hechos ocurrieron el 11 de agosto, avanzan las investigaciones legales para entender lo que pasó. Por ahora, todo sigue siendo muy confuso.
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