A pesar de su avance en las regulaciones y de ser el primer país de Latinoamérica en poner en marcha los cuidados paliativos en los años 80; Colombia sigue con varias tareas pendientes para asegurar el acceso a todos los pacientes a esta especialidad que trata el dolor y los síntomas asociados a enfermedades terminales.
Así lo advierte el “Atlas latinoamericano de cuidados paliativos (2020)” y estudios realizados por el Observatorio Colombiano de Cuidados Paliativos (OCCP), que ven el acceso efectivo a medicamentos de uso controlado y la educación en esta rama de la medicina de trabajadores de la salud como otros desafíos apremiantes.
Según cifras del OCCP, solo 3 de cada 10 pacientes en el país logran acceder a servicios de la especialidad de cuidados paliativos, lo que significa que 7 de cada 10 personas con necesidad de estos tratamientos están muriendo en condiciones de sufrimiento.
Falta de acceso nacional
El difícil acceso a tratamientos contra el dolor crónico y los síntomas de las enfermedades terminales en varias zonas del país, es una de las principales alertas del recién publicado “Atlas latinoamericano de cuidados paliativos (2020)”, desarrollado por la Asociación Latinoamericana de Cuidados Paliativos (ALCP) que evalúa la situación en la región.
“En términos de servicio de atención en Cuidados Paliativos, Colombia tiene una concentración muy variada por regiones. La mayor oferta está en zonas como Bogotá, Santander, Valle y Antioquia, pero existen otros lugares donde la oferta es nula, como en el sur del país”, explicó el Dr. Miguel Sánchez, Director del OCCP y coautor del Atlas.
Según Sánchez, esto ha provocado situaciones extremas en donde pacientes en regiones intermedias y alejadas, solo “acceden a los cuidados paliativos en etapas muy avanzadas” de sus enfermedades, muchas de ellas crónicas, ante la poca cantidad de lugares y profesionales especializados disponibles para su atención.
Lea también: ¿Sabe qué es la atrofia muscular espinal? Conozca de qué se trataPor eso, el experto, citando datos del OCCP y del Atlas recién presentado, advierte que Colombia necesita un enfoque educativo que prepare a los trabajadores de la salud en cuidados paliativos desde los niveles técnicos y de pregrado, para así distribuir ese conocimiento en todo el territorio nacional y ampliar las oportunidades de acceso.
“Actualmente el sistema de salud en Colombia funciona como un embudo. En la base ancha existen solo los niveles básicos de atención, mientras que el acceso a especialidades -como los cuidados paliativos- es limitado y allí es donde se presentan dificultades”, añadió Sánchez.
Avanzar en políticas públicas
Si bien Colombia es reconocido internacionalmente por tener un sistema regulatorio robusto sobre los cuidados paliativos, con leyes de 2014 y 2018, aún se evidencia una brecha entre el papel, la realidad y lo que conocen las personas.
“La ley Consuelo Devis Saavedra de 2014 indica que los cuidados paliativos son un derecho de todos los colombianos, que deben garantizarse siempre y cuando el paciente los requiera, es decir, en cualquier etapa de la enfermedad, no exclusivamente en fases finales”, señaló Sandra Liliana Parra, Presidenta de la Asociación Colombiana de Cuidados Paliativos.
En ese sentido, Luisa Fernanda Rodríguez, Vicepresidenta de la Asociación Colombiana de Cuidados Paliativos, menciona que no es suficiente con que las normas existan. “En términos de políticas, a Colombia le falta un plan estratégico en cuidados paliativos que defina temas importantes como los responsables de la atención o del financiamiento para la misma. Este plan también serviría como base para luchar contra los obstáculos de acceso en todo el país”.
Entre esas políticas públicas, Sánchez apuntó a la necesidad de crear campañas de educación dirigidas a la ciudadanía en general, sobre qué son y qué significan los cuidados paliativos para, entre otros, descartar creencias populares que solo vinculan estos tratamientos al cáncer o etapas terminales.
“Las personas creen que los cuidados paliativos es pasar a una etapa contemplativa de la enfermedad y no es así, hay una necesidad de implementarlos oportunamente para conservar lo que realmente importa: la calidad de vida del paciente” explicó el experto.
En este aspecto, la atención al dolor crónico, una “materia heterogénea” presente en diversas enfermedades, también debe ser un punto de estudio para Colombia, pues “falta criterio para saber cuándo dirigir a un paciente a una especialidad del manejo de dolor o de cuidados paliativos”, agregó Sánchez.
“El enfoque de los especialistas primarios no es el dolor, sino el manejo de la enfermedad. Hay que fortalecer los criterios para brindar recomendaciones precisas”, aseguró.
Mejoramiento de medicamentos de uso control
Un último punto que señala tanto el Atlas como el OCCP, es el bajo acceso a medicamentos de uso controlado para el tratamiento del dolor que tienen los colombianos en la actualidad, esto si se tiene en cuenta que el país se sitúa junto a Costa Rica y Chile como los principales pioneros de la región en este tema.
Colombia tiene una media de 11,2 miligramos de distribución de medicamentos opioides per cápita, mientras que en los países desarrollados esa cifra se eleva a 203 miligramos, según datos de los informes.
“Esto se ve agravado por que solo existen 205 farmacias (la mayoría en el centro del país) que pueden dispensar estos medicamentos las 24 horas, 7 días a la semana. Es increíble ver cómo pacientes que pueden necesitarlos un sábado o domingo deben esperar hasta el siguiente día hábil para recibirlos”, comentó Sanchéz.
A eso se suman otras barreras como las administrativas, el monopolio estatal que vende los medicamentos de uso controlado, y las dificultades que tienen esas zonas para calcular las cantidades necesarias y la demanda de esas medicinas, concluyó el especialista.
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