La inclusión de las personas en condición de discapacidad no es un acto de caridad. Visto de otra manera, es un imperativo que se tiene para que se potencie la riqueza de la diversidad humana, el respeto y el valor por lo que no es igual. En este contexto, la Universidad Simón Bolívar, a través de un equipo de profesores, administrativos e investigadores trabaja en pro de cambiar el estigma que tiene la gente del común por quienes consideran que no son iguales.
Según Sandra Milena Carrillo Sierra, profesora investigadora del programa de Psicología y actualmente líder del Nodo Santander de la Red Colombiana de Instituciones de Educación Superior para la Discapacidad (Red CIESD), este grupo poblacional enfrenta diversas barreras persistentes que impiden su plena participación, como las actitudinales, físicas, de comunicación y educativas. Por eso, el llamado es a que las universidades trabajen en este asunto.
Y es que la realidad de las personas con discapacidad es compleja. Inclusión no es sólo permitir que alguien con capacidades diversas se matricule y se le otorgue una silla en un aula de clase; es hacer que ese ser humano encuentre su lugar gracias a un verdadero diseño universal para el aprendizaje y que, con este, logre vincularse como profesional íntegro y con todas sus capacidades en la sociedad.
Colombia ha avanzado en el reconocimiento de los derechos de las personas con discapacidad, ratificando la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) y adoptando una Política Nacional de Discapacidad e Inclusión Social (CONPES 166 de 2013). Sin embargo, a pesar de los avances legales y políticos, persisten desafíos. Las desigualdades en salud, la estigmatización, la discriminación y la pobreza son realidades que continúan afectando a esta población.
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En Colombia, las cifras no son del todo claras. Según el Censo Nacional de Población y Vivienda (CNPV) de 2018 del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el 4,3 % de la población de 5 años y más (aproximadamente 1,76 millones de personas) tiene discapacidad. Otras encuestas identifican entre 2,7 y 3,1 millones de personas con discapacidad, lo que representa entre el 4,5 % y el 6 % de la población. Esta cifra va en aumento debido a factores como el crecimiento de enfermedades no transmisibles y el aumento de la esperanza de vida.
Según el Censo Nacional de Población y Vivienda (CNPV) de 2018 del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el 4,3 % de la población de 5 años y más (aproximadamente 1,76 millones de personas) tiene discapacidad.
“Estamos en proceso, con pasos firmes y acciones positivas en relación con el acceso, permanencia y graduación de nuestros estudiantes con discapacidad a partir del autorreconocimiento de ellos en esta condición cuando se inscriben, como también la identificación durante su desarrollo de estudios y la formación constante. Podemos decir que hay un alto porcentaje de profesores formándose en relación con el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA), que permite diversificar y flexibilizar el currículum. Tenemos un desafío importante, que es lograr la vinculación laboral de nuestros egresados”, comentó Carrillo Sierra.
Y es que la homogeneidad con que se ha valorado el pensamiento en la historia reciente no sólo incomoda, sino que ha castigado con indiferencia a aquellos que, por su condición, no caminan igual, no ven igual o piensan diferente. Es por ello por lo que la universidad, como centro de pensamiento, desarrolla espacios aptos y diseña modelos para el aprendizaje universales, para su estancia en las aulas, con miras a la vinculación laboral de aquellas personas que, con sus capacidades, pueden romper paradigmas y limitantes sociales.
Francia Milena Almanza Caro, directora del programa académico de Fisioterapia de la Universidad Simón Bolívar, comentó que es crucial que las universidades vayan más allá de la formación académica y fomenten activamente la inclusión laboral para los estudiantes con discapacidad después de su egreso. “No se trata de quedarnos en la fase de formar; si no formamos para la inclusión laboral en el período posterior al egreso de su proceso de formación superior”.
La Universidad Simón Bolívar recientemente participó en los ‘Diálogos para potenciar la educación superior inclusiva’, iniciativa que culminó su ciclo de diez seminarios web “webinars”, un esfuerzo colaborativo del Ministerio de Educación Nacional, el Ministerio de Igualdad y Equidad, la Red Colombiana de Instituciones de Educación Superior para la Discapacidad (Red CIESD) y la Fundación Saldarriaga Concha. Se considera importante que desde la universidad se fomente no solamente la inclusión desde el espacio académico, frente a la sensibilización acerca de la inclusión, sino que los estudiantes desarrollen investigaciones y, de esta manera, se generen estrategias desde la formación para construir espacios universitarios más justos y equitativos.
El equipo de profesionales participantes en estos diálogos fueron las profesoras Sandra Milena Carrillo Sierra, María Marcela Rivera Corredor, Yurley Karime Hernández Peña, Emely Johanna Vega Caballero, Yusmar Elizeth Peña Carvajal e Iris Yolima Valero Rojas.
Según Yurley Karime, esta iniciativa les ha brindado la oportunidad de reflexionar sobre la inclusión de personas con discapacidad en el contexto universitario. “La estrategia ha sido muy valiosa, ya que nos ha permitido adquirir mayor claridad conceptual y comprender mejor la terminología relacionada con las barreras/facilitadores para el aprendizaje y la participación de los estudiantes y de la comunidad académica”.
La educación inclusiva se institucionaliza a través de políticas y prácticas orientadas a garantizar el acceso, la permanencia y la finalización efectiva de los trayectos educativos por parte de grupos poblacionales que han enfrentado barreras estructurales y falta de reconocimiento en el sistema educativo.
Por su parte, Iris Valero advierte la importancia de una lectura contextualizada del enfoque de educación inclusiva, ya que esta comprensión facilita el diseño e implementación de estrategias concretas y pertinentes que promuevan su materialización efectiva.
Desde sus respectivos roles, las académicas planean fortalecer la formación estudiantil con un enfoque inclusivo, promoviendo la sensibilización y dotando a los futuros profesionales de herramientas para fomentar la inclusión laboral de personas con discapacidad.
En cuanto a la inclusión educativa en la educación superior, Emely Johanna señala que la Universidad Simón Bolívar está trabajando activamente para garantizar la permanencia, la adaptabilidad y el aprendizaje de calidad para las personas con discapacidad. “Estamos realizando actividades de sensibilización que buscan normalizar y minimizar las barreras, especialmente las actitudinales, a las que mayormente se enfrentan las personas con discapacidad”.
Desafíos para la inclusión de personas con discapacidad en Colombia
- Actitudinales: Prejuicios, estereotipos y subvaloración de sus capacidades, a menudo manifestados como paternalismo o sobreprotección.
- Físicos: Falta de accesibilidad en espacios públicos, desplazamientos seguros, transporte y servicios de salud.
- De comunicación: Mensajes inaccesibles, especialmente en salud, debido a formatos inadecuados o lenguaje técnico.
- Programáticos: Horarios inconvenientes, ausencia de equipo accesible y falta de información por parte de los proveedores de servicios.
- Laborales: Altas tasas de desempleo, salarios bajos y frecuente informalidad laboral, marcada por la falta de seguridad y prestaciones.
- Educativos: Exclusión del sistema educativo y desconocimiento sobre la realización de ajustes razonables.
La educación superior inclusiva se sustenta en:
- Política institucional clara: Estrategias efectivas para estudiantes con discapacidad.
- Accesibilidad integral: Transformación del entorno y de la cultura.
- Ruta de acompañamiento: Desde la admisión hasta la graduación, buscando inclusión productiva.
- Ajustes razonables institucionalizados: Mecanismos claros de seguimiento y evaluación.
- Sistema de calidad inclusivo: Promoción y fortalecimiento desde la autoevaluación y autorregulación.
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