La senadora y precandidata presidencial, Paloma Valencia, en entrevista con Acento, el pódcast de La Opinión, enfatizó en que el caso Calarcá demuestra la grave infiltración de estructuras criminales en el Estado durante el gobierno Petro, situación que compromete la legitimidad presidencial y explica el fracaso de la ‘Paz total’. 

Denuncia que la Fiscalía ocultó información clave y asegura que hubo un plan para atentar contra su vida, presuntamente financiado por la Segunda Marquetalia. 

¿Cómo interpreta el alcance real del caso Calarcá y cuál cree que debe ser el desenlace?

Lo que estamos viendo es de enorme gravedad, porque pone en duda la legitimidad de la elección del presidente y sugiere la existencia de un nuevo “Pacto de La Picota”, esta vez no con presos, sino con organizaciones narcoterroristas activas en el territorio. Eso explicaría en buena parte el fracaso de la llamada ‘Paz Total’.

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Durante este proceso se levantaron órdenes de captura y se les dio una especie de impunidad para moverse. El resultado es claro, porque hubo un aumento de los cultivos ilícitos: Colombia produce el 72% de la cocaína del mundo y los grupos criminales están presentes ya en 907 municipios.
Todo muestra un plan oscuro en el que la infiltración de estructuras ilegales en altos niveles del Ejército y de la inteligencia habría sido posible a través del propio Gobierno. Y ese contexto ayuda a entender por qué Estados Unidos terminó incluyendo a Petro en la Lista Clinton.

La Fiscalía habla de hechos más graves, ¿cuáles serían esos elementos adicionales que se desconocen?

A mí me parece muy grave la actitud de la Fiscalía, porque han venido engavetando toda esta información. Cuando detuvieron esas camionetas de la UNP, pagadas por todos los colombianos con nuestros impuestos, que trasladaban a los criminales y llevaban armas, oro, y llevaban a un menor de edad reclutado, la decisión fue que los dejaban libres. 

Incautaron unos materiales y tres personas, que no eran gestores de paz, terminaron detenidas, pero ahí iba Calarcá; lo liberaron e incautaron estos computadores que terminan guardados en la Fiscalía durante más de un año. Y es que esto no lo habrían conocido los colombianos, si no es por la pericia de los periodistas de canal Caracol.

Lo más impresionante, es que nos digan que Huertas, un general que lo habían dado de baja en el gobierno de Duque, por cosas irregulares, Petro lo recoja en su campaña. No contento con recogerlo, lo puso a hacer política y decide volverlo a traer a la vida militar, esto se llama politizar la fuerza.

¿Cómo debe interpretarse que el presidente haya pasado a afirmar que este caso es un entramado orquestado, incluso, comparándolo con maniobras atribuidas a la CIA? 

La CIA está trabajando con Calarcá según Petro; la CIA está trabajando para desprestigiar a un funcionario que el gobierno Duque sacó porque había irregularidades en su comportamiento y que Petro metió y resulta que es el vínculo entre las estructuras criminales y él.

A mí me preocupa que el presidente sale a protegerlo. ¿Qué parece estarse configurando aquí? Que era una petición de Calarcá y de los grupos ilegales tener a este funcionario de la DNI y del Ejército, porque eran sus fichas de garantía.

Y uno empieza a entender cosas muy extrañas. Cómo unas agencias de inteligencia de Colombia que fueron capaces de dar el golpe al Mono Jojoy, de ubicar a  Cano (Alfonso), de dar de baja a Raúl Reyes; que fueron capaces de hacer una de las operaciones más importantes del mundo, como la Operación Jaque, no se enteraron del magnicidio de Miguel Uribe. Eso genera preocupación, porque a mí me llega información, no amenazas, de funcionarios de rangos medios del país que me cuentan cómo en el Gobierno y la Fiscalía hay información que ya pagaron para matarme. 

Estamos hablando de que la infiltración que ha permitido el gobierno Petro en las Fuerzas Armadas, en la inteligencia de Colombia, ha sido tan profunda que quienes obtienen información son los criminales y no los ciudadanos ni los demócratas.

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A propósito de lo que acaba de contar, ¿cómo está su seguridad? 

Voy a contar algo que no había dicho públicamente. Tres semanas antes del atentado contra Miguel Uribe, personas cercanas en el Caquetá me advirtieron que habían pagado para matarme. Al principio no le di mucha importancia, porque en este oficio las amenazas son constantes, pero luego me dijeron que detrás estaba la Segunda Marquetalia, que habían contratado a alguien en Caquetá y que el dinero venía de Venezuela. Tres semanas después ocurrió el atentado contra Miguel y las capturas empezaron justamente en ese departamento. Hoy el país ya sabe que fue la Segunda Marquetalia.

Lo más grave es que la información que me dieron coincidía con detalles específicos del plan. Incluso, supe que en un consejo de seguridad el Ministerio de Defensa habló de un atentado contra mí, pero el Gobierno nunca me llamó para advertirme. Solo hace poco el ministro del Interior me confirmó que existía un plan contra mi vida, que también incluía a Catherine Juvinao y al contralor Carlos Hernán Rodríguez.

¿Pero esto no pasó, entonces, de un simple comentario?

El presidente venía hablando de una supuesta ‘Junta Internacional del Narcotráfico’, una organización que nadie reconoce. Pero cuando Catherine exige explicaciones sobre su seguridad, primero le dicen que la amenaza es de esa ‘junta’ y luego que es la Segunda Marquetalia. En su respuesta, Petro incluso afirma que esa supuesta junta tiene operadores en Colombia como la Segunda Marquetalia y una facción del Eln. Es decir, todo termina apuntando nuevamente a los grupos ilegales, que sabemos están ligados al régimen de Maduro.

Y mientras el gobierno dice proteger a la oposición, el propio presidente anuncia que está dispuesto a defender a Maduro frente a Estados Unidos. Estamos hablando de alguien señalado por narcotráfico, relacionado con el Cartel de los Soles.

Economía / Pasando a otros temas que son igual de preocupantes para quien asuma la Presidencia en 2026, ¿de qué manera puede el nuevo Gobierno corregir el rumbo fiscal del país? 

Los colombianos tienen que saber que Petro va a dejar una deuda más grande que la de Duque, y eso que no tuvo que enfrentar una pandemia. Ha manejado uno de los presupuestos más altos en la historia del país, pero, ¿en qué se ha gastado la plata? No vemos vías terciarias, no vemos inversión real en los más pobres, no vemos viviendas para campesinos. La respuesta es sencilla: todo se le ha ido en burocracia. 

Hoy, de cada 100 pesos que entran al Estado, 75 se van en gastos de funcionamiento. Solo quedan 25 para inversión y buena parte de esos 25 terminan contratándose dentro del mismo Estado. Así es imposible que Colombia avance.

¿Qué haría usted?

Necesitamos achicar el Estado. Si llego a la Presidencia, reduciré los ministerios de 19 a 12, con un ahorro estimado de $37 billones. Pero no basta con recortar; el país necesita crecer económicamente. Colombia no será rica con recursos enterrados, sino cuando los colombianos tengan ingresos dignos.

Hoy el 57% de la población vive con menos de un salario mínimo, 6,2 millones están en pobreza extrema y 16 millones son pobres. Tenemos que enriquecernos antes de que nos alcance la vejez. Y eso solo es posible si aprovechamos todo nuestro potencial energético.

¿Cuál es el riesgo que enfrenta Colombia si se concreta la reforma pensional?

A mí me han querido pintar como la mala del cuento diciendo que quiero quitar el subsidio al adulto mayor y eso es falso. Ese subsidio está garantizado por la Ley 100; lo que falta es la plata para pagarlo. Lo que pretende Petro es usar los ahorros pensionales de los colombianos para financiar esos subsidios. Y yo me pregunto: si se gastan mis ahorros, ¿quién me va a pagar la pensión a mí? 

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La respuesta que dan es que los jóvenes deberían asumir esa carga, pero Colombia ya casi no tiene nacimientos. Para 2050, por cada tres jóvenes habrá dos adultos mayores, apenas un joven disponible para sostener a dos personas mayores. Eso significa que las futuras generaciones tendrán que aportar hasta un 35% adicional de sus ingresos, para cubrir un sistema que hoy ya es insostenible. Por eso he advertido que esta reforma convertiría la bomba pensional actual en una bomba atómica. 

¿Cómo abordará el tema de la economía informal?

Cuando me preguntan cuáles son los problemas más grandes de Colombia, para mí hay dos: la informalidad y los jóvenes que hoy no tienen oportunidades, que ni estudian ni trabajan. Tenemos que concentrarnos en resolver ambos.

En cuanto a la informalidad, nuestros trabajadores independientes nunca pueden hacer crecer sus negocios porque no tienen acceso a crédito, están abandonados y muchas veces lo único que reciben del Estado es persecución. Por eso, impulsé la Ley de la Escalera de la formalidad, para reducirles trámites y facilitarles cosas básicas como el Invima o la Cámara de Comercio, incluso, de manera gratuita. Necesitamos identificarlos, acompañarlos, crear incubadoras de empresas y promover la asociatividad para que negocios pequeños puedan convertirse en negocios grandes.

También necesitamos un régimen simple para los independientes. El vendedor de mangos, por ejemplo, hoy no cotiza y va a envejecer sin nada. Propongo que pueda ahorrar para su pensión desde cualquier momento, cotizar semanalmente y elegir entre ahorro para pensión o para vivienda.

Y ahí entran herramientas como Nequi, Daviplata o cualquier canal digital que les permita crear historial financiero. Si ese vendedor cobra digitalmente, empieza a demostrar cuánto vende y se vuelve sujeto de crédito. 

El segundo gran reto son nuestros jóvenes. Viene una revolución tecnológica marcada por la inteligencia artificial y, o nos montamos en la ola o esa ola nos pasa por encima. Necesitamos educación de calidad y acceso real para todos.

Por eso propongo el bono escolar, para que las familias más vulnerables puedan escoger el colegio de sus hijos, incluso privados, financiados por el Estado. Además, con conectividad satelital y energía solar podemos llevar educación a cualquier rincón del país. Ese es mi compromiso, que todos los niños y jóvenes tengan oportunidades reales desde el próximo gobierno.

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Elecciones 2026 / ¿La alianza que parece estar armando el expresidente Álvaro Uribe con Gaviria, Vargas Lleras y otros terminará en algo? 

Creo que es fundamental transmitirles tranquilidad a los colombianos, porque quienes estamos en política hoy tenemos claro que la unidad debe ser el propósito central. Por eso, venimos trabajando en una alianza amplia, que, como he dicho desde el principio, debe empezar por invitar al doctor Sergio Fajardo, una figura valiosa, que nunca apoyó a Petro y que entiende el desafío democrático que enfrenta el país. Estos procesos toman tiempo, pero vamos a buscarlo.

Esto no se define con encuestas. Las encuestas solo miden conocimiento o impresiones momentáneas. Los colombianos todavía no tienen claro por quién votar. De ahí que, el candidato de esta gran coalición debe elegirse en una consulta popular en marzo, donde todos los aspirantes participen con el aval de sus partidos y sean los ciudadanos los que escojan al candidato único.

Y el Centro Democrático, ¿cómo va a elegir finalmente su ficha?

Vamos a escoger a nuestro candidato mediante una encuesta interna, porque entre compañeros ese mecanismo funciona. Yo siempre he dicho que las encuestas se parecen a una rifa, y así será este proceso. Tendremos candidato antes del 15 de diciembre y lo anunciaremos públicamente.

Y quiero decir algo con total claridad, mirándolo a usted y a quienes nos están viendo: el próximo presidente de Colombia será el candidato del Centro Democrático y será una mujer.

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