Lo que no pudo hacer la pandemia de la COVID-19 de alejar de las aulas de clases a los 403 estudiantes de la comunidad u’wa, sí lo logró la naturaleza con los daños generados a lo largo de las regiones de Gibraltar, Samoré, San Bernardo de Bata, Chucarima y de la carretera La Soberanía.
El mal estado de los caminos ancestrales, desbordamientos de ríos, quebradas, caída de puentes peatonales, daños en las carreteras, la falta del servicio de energía eléctrica y otras afectaciones impiden el normal desarrollo de las actividades en la Institución Etnoeducativa U’wa Izketa y las otras 15 sedes del resguardo ancestral.
La misma situación se presentó en agosto de 2018 cuando la temporada de lluvias de ese año afectó el Sarare toledano, imposibilitando la llegada de los estudiantes a recibir clases.
Al igual que en esa oportunidad, para no exponerlos a los peligros que representa caminar en medio de derrumbes o el agua, la comunidad educativa optó por suspender las clases hasta tanto estén dadas las condiciones para el retorno a las escuelas.
Yimy Sánchez, quien es el gerente de la Institución Etnoeducativa U’wa Izketa, dijo que la situación es complicada, no solo para el Resguardo Indígena Unido, sino también para el resto de la población porque están aislados en los territorios y los alimentos empiezan a escasear.
“En el territorio estamos en una situación crítica por derrumbes sobre los caminos ancestrales, desbordamientos de ríos, quebradas, caños, caída de puentes como producto del desastre ocasionado por la naturaleza”, detalló Sánchez.
Sobre esa situación, puntualizó que el sistema educativo lo suspendieron para garantizar la integridad física de los niños y de los 23 dinamizadores (profesores). Al igual que al no contar con el ingreso de víveres, los estudiantes y la comunidad educativa no disponen del servicio de alimentación escolar.
Sánchez manifestó que le notificó a la Secretaría de Educación de Norte de Santander la suspensión provisional de las actividades académicas durante esta semana y que en caso de que la situación persista, se mantenga la medida.
El director explicó que durante los próximos días los dirigentes de la comunidad indígena van a trabajar en las adecuaciones de los caminos y puentes que han sido afectados en el Resguardo.
También los niños permanecerán en los hogares recibiendo la atención y cuidado de los padres de familia.
La comunidad u’wa asentada en los tres departamentos vecinos del oriente del país ocupan 220.275 hectáreas. De esa fracción de terreno, 56.000 hectáreas le corresponden a Norte de Santander en donde habitan siete comunidades compuestas por 1.200 personas.