La vereda de Caño Indio, en el municipio de Tibú, se ha convertido en un territorio marcado por la incertidumbre y el miedo.
Los firmantes del Acuerdo de Paz que residen en este Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) han denunciado amenazas, confinamiento y falta de garantías por parte del Gobierno nacional, mientras la comunidad campesina que los rodea también sufre las consecuencias del conflicto armado que no da tregua en el Catatumbo.
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Pastor Alape, coordinador de la implementación del Acuerdo de Paz, visitó recientemente el territorio y advirtió que la situación se está agravando hasta el punto de obligar a las personas a salir de la zona, no por decisión propia, sino porque hay una amenaza inminente sobre sus vidas. “No se van a ir porque quieren, sino porque están obligados, porque no pueden permanecer en el territorio con amenazas de muerte”, expresó.
Desde la firma del acuerdo en 2016, Caño Indio ha sido un símbolo del proceso de reincorporación de excombatientes, pero con el paso de los años, las dificultades han crecido.
Alape aseguró que, pese a que han apoyado al Gobierno en sus reformas y lo han respaldado en el Congreso, eso no significa que deban tolerar sus fallas. “Parte de apoyar a un Gobierno es ser críticos y levantar la voz cuando se están cometiendo errores. Hemos llamado la atención al presidente para que reflexione sobre su compromiso con los territorios, porque la paz no es solo una cuestión de acuerdos, sino también de narrativa. La violencia no solo se ejerce con las armas, también con la palabra”, afirmó.
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En el último mes, los habitantes de esta vereda han denunciado una grave crisis humanitaria. Alape explicó que, además de los bloqueos y el confinamiento, la situación ha impedido que los niños asistan a la escuela. “El confinamiento aquí es más que un bloqueo económico. Hay productos que no pueden entrar, los niños no han podido ir a estudiar y las condiciones en general son muy difíciles. Por eso estamos en el territorio, para acompañar a la comunidad y también para enviar un mensaje a los actores armados, incluido el Estado, de que se respeten los mínimos humanitarios”, sostuvo.