En los comercios de La Parada, en Villa del Rosario, reina una gran incertidumbre. Si la reapertura total de la frontera con Venezuela se convierte en una realidad habrá cambios que podrían no ser tan favorables. Y es que los comerciantes temen que lo poco que dejó la pandemia termine de derrumbarse si se retoma el tránsito fluido de transportes de carga por el viaducto, cosa que no ocurre desde el 15 de agosto del 2015, cuando el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro ordenó cerrarla.
Durante los últimos tres años, el comercio en esa zona de frontera sufrió una transformación. Se vino en picada el movimiento de personas, en su mayoría venezolanos, que en masa recorrían sus calles con enormes equipajes abarrotados de productos que adquirían, bien fuera en Cúcuta o en los alrededores del puente internacional.
Desde febrero del 2019, cuando el gobierno de Nicolás Maduro cerró por completo el paso peatonal desde san Antonio del Táchira, hasta después del aislamiento por la pandemia, las ventas se redujeron en un 70%, aseguran.
Según los comerciantes las causas de esta caída fueron muchas y dramáticas. Por un lado, el desplazamiento de los viajeros por las denominadas trochas ilegales para ir de un país al otro, con la consecuente aparición de mafias que se instalaron por esos caminos para cobrar vacunas por el traslado de equipaje y mercancía.
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“La delincuencia acabó mucho con el comercio en esta zona, porque las personas que van por las trochas con maletas a San Antonio se encuentran con grupos de distintas denominaciones que les dicen: mire yo soy del Tren de Aragua o soy de la guerrilla y tiene que darme $10.000 pesos por cada maleta y tanto por cada pasajero, entonces así quién viene”, comentó el propietario de un establecimiento que pidió no ser identificado por temor a represalias.
El mismo comerciante relató que además surgió una presunta mafia que traslada camiones con mercancía desde que sale de Colombia hacia Venezuela, bajo la protección de militares venezolanos. De esta manera, comenzaron a llevar hacia el vecino país algunos productos que estaban escaseando y para los ciudadanos ya no era rentable venir a buscarlos en la frontera colombiana.
“Es que sobrevivimos es de verraquera, porque con esto los militares de alto rango de Venezuela empezaron a pasar la mercancía y todo lo llevan por las trochas, los camiones y todo lo llevan por Juan Frío. Así ellos manejan el contrabando que llega directo a las grandes ciudades (Venezuela) y les permite lavar el dinero que les produce el narcotráfico”, aseguró.
Casi de forma simultánea, se produjo la escasez de combustible en Venezuela y vino la pandemia. Las medidas sanitarias impuestas por Nicolás Maduro para tratar de controlar los contagios de la Covid-19 (una semana radical y una flexible) y los problemas por la gasolina frenaron la oferta de rutas que como “toures comerciales” se vendían para viajar a la frontera.
Migró el comercio
En La Parada, no solo hizo estrago el cierre del paso por el puente. También hubo un duro golpe a la economía por la inflación de Venezuela que hizo desaparecer el dinero en efectivo y dio paso a la dolarización del sistema monetario.
De 238 casas de cambio que había en los alrededores del puente internacional Simón Bolívar quedaron solo 10. “La hiperinflación que hubo en Venezuela hizo que se viniera abajo el negocio de las casas de cambio que era lo que mantenía buena parte de movimiento en La Parada. Ahora la llegada es de dólares y euros. Antes una casa de cambio podía funcionar bien con $10 millones de pesos de base. Ahora tiene que hacerlo con mínimo $50 a $70 millones”, explicó Juan Carlos Guevara, ex concejal de Villa del Rosario y presidente de la Junta de Acción Comunal de La Parada.
Esta variable hizo que el comercio migrara. La mayoría de las casas de cambio cerraron y en su lugar se abrieron farmacias, al otro lado de la frontera comenzaron a escasear los medicamentos. “Aquí había tres droguerías, ahora hay 40 y ventas informales de medicamentos como 80”, afirmó Guevara.
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El presidente de la JAC, cree que si se abre la frontera habrá una movilización de transporte de mercancía desde las grandes ciudades de Colombia, directo hacia Venezuela y los negocios de La Parada irán “desapareciendo”.
“Ellos van a encontrar ya los productos allá. Mejora la situación para los grandes mayoristas, pero el comerciante local va a sentir un corrientazo. Alguien que va compra algo en Caracas a un precio no va a preferir viajar hasta acá a buscarlo, porque le sale más caro al costo si le sumas todas las vacunas que tiene que pagar para llevarlo a su destino”, dijo.
El ex concejal también cree que es pertinente conocer primero en qué condiciones el gobierno venezolana aceptará la propuesta de abrir paso por la frontera. “Porque hubo un momento que se permitía el paso de camiones de aquí para allá y de allá para acá, pero de noche y solo a gandolas que autorizaba el gobierno de Venezuela para cubrir sus necesidades”, declaró.
“Aquí ya no se sabe”
Camila Méndez, fue una de las comerciantes que se deshizo de su casa de cambios. Ante la inminente caída del mercado en el cambio de divisas, abrió en enero de 2020 un segundo local en La Parada, pero de venta de víveres.
Dos meses más tarde, comenzó la pandemia y no tuvo otra opción que cerrar el negocio de comprar y venta de divisas. “Ya venía mal por la dolarización y con pandemia eso se acabó. No estábamos haciendo nada”, sentenció.
Contó que durante el aislamiento tuvo muchas pérdidas y las ventas se fueron a pique. A medida que se han levantado las restricciones y las medidas sanitarias ha mejorado el comercio, pero asegura que solo en un 40%. .“No sabemos si cuando abran, la gente pase derecho para Cúcuta y aquí esto quede muerto. Esa es la incertidumbre”, comentó.
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“De pronto si abren con el paso vehicular, de pronto vamos a ver pasar a la gente para Cúcuta de San Cristóbal y nosotros mirando aquí. Ni siquiera sabemos si ahora la escasez de alimentos la vamos a tener ahora nosotros aquí en Colombia. Hay que ver cuáles serán las medidas porque son dos gobiernos de la misma línea y la duda es si van a mejorar pero para ellos, los gobernantes. Quién sabe para el pueblo”, opinó Raúl Hernández, dueño de otro establecimiento.
Hermes Rivera, médico y propietario de una farmacia en La Parada, con más de 27 años como comerciante no ve con optimismo la apertura de la frontera, pues cree que al transportar los productos al mayor disminuirá la venta. Aseguró que los venezolanos no tendrían razones para venir a comprar en la frontera productos que podrán adquirir al mismo costo o hasta menor en sus ciudades.
Como era de esperar, hay contadas excepciones como las de Jorge Hernández, quien tiene con su familia un negocio de víveres en La Parada desde hace 7 años y alimenta la esperanza de que con la apertura se reimpulse el comercio. “El poco que hay ahorita es de la poquita gente que pasa por la trocha y mucha no lo hace porque le da miedo. Tenemos la esperanza de que sea como antes, si abren”, expresó.
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