Con 4.5 kilómetros de distancia entre el corregimiento de San Pedro y Cúcuta, el teatro, las danzas y el arte en general no son una práctica muy común para los niños o jóvenes. Allí solo observan el diario transcurrir de volquetas cargadas de carbón, pequeños locales comerciales y trabajadores de la tierra.
Sin embargo, desde hace tres meses el maestro de teatro Omar Ortiz, junto con su asociación artística y cultural Sombras y Silencio trajo, con un proyecto de concertación cultural de Ministerio de Cultura, por primera vez al corregimiento variadas artes escénicas para niñas y niños que nunca habían tenido contacto con esta forma de aprendizaje.
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“Esta es la primera vez que el Ministerio de Cultura llega a este sector y bueno todo nace de una propuesta que impulsamos desde la asociación llamada ‘Formar Arte en lo Rural’. Comenzamos con este corregimiento porque vimos que es prioritaria una intervención en su comunidad, debido a que el acceso a recursos culturales es muy complicado, casi se podría decir que nulo”, explicó el maestro.
Y es evidente la magia que produce en los infantes estar en contacto con la actuación, la construcción de utilería y los juegos que se lideran en cada encuentro que mantienen, pues nunca faltan las risas y el entusiasmo con el que cada uno de los niños cooperan y ensayan una y otra vez la obra final del curso que será presentada el 29 de julio frente a los padres de familia y la comunidad de San Pedro.
Esta obra que además de contar con poesía y un surtido rol de personajes interpretados por los 35 niños que hacen parte del proyecto, tiene una breve reseña histórica del corregimiento en el que se envuelve su nacimiento, cultura y datos importantes sobre su pasado, además de estar ambientado por personajes históricos.
“Hicimos una investigación a través de reseñas que le han hecho a San Pedro, pero por la que más nos guiamos fue por una que hizo La Opinión, allí encontramos datos importantes en los que dan cuenta de la época del ferrocarril, el porqué del nombre y hasta un poema de Josefa Andrade, una poeta nacida en el corregimiento”, explicó.
Aun así, la propuesta del colectivo más allá de hacer a los niños, que oscilan entre los 6 a 12 años, unos artistas natos, es formarlos como mejores personas, más humanos, críticos y empáticos para que ayuden a forjar una comunidad unida como hasta el momento se ha caracterizado esta población.
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“Al principio si vimos algunos episodios de violencia entre los niños, pero de inmediato intervinimos con el arte y logramos erradicarlo, por lo menos, en los encuentros de teatro, el arte es una excelente herramienta para alimentar el espíritu y nutrirlo de bondad. Los padres de familia también lo han notado y nos quieren mucho por la labor que hacemos”, explicó el artista.
Trabajo unido
Omar manifestó que después de las primeras reuniones, los padres se interesaron mucho más por el trabajo, al ver que estaban dando clases de una materia muy distinta a lo que habían visto, y en la actualidad han ayudado hasta con donaciones de ropa para construir los trajes de cada uno de los personajes.
“Estoy muy agradecido con la comunidad de San Pedro tanto niños como adultos, tienen una receptividad admirable. Los padres de familia, la junta de acción comunal y los docentes de la escuela Luis Carlos Galán han participado activamente, lo que ha forjado la convivencia”, aseguró.
Educación para todos
En el proyecto, los jóvenes han aprendido teatro, danzas, narración oral y circo. Cada semana disfrutan de dos clases de tres horas, por lo general de teatro, y al final del mes ven un arte escénico distinto como danza, circo o narración oral.
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A medida que comenzaron las clases, en un primer momento para los niños de la única institución educativa del corregimiento, se dieron cuenta que otros niños, que no estaban vinculados a la escuela, se unieron, por lo que el grupo se agrandó a los más de 30 pequeños que hoy hacen parte.
“Los beneficiarios son todas las personas que vivan en San Pedro, aquí no hay tope de cupos con mis dos compañeras Aida Amaya García y Mairobi Medina Polo, que hacen parte de la Asociación queremos es seguir dando clases y otorgándole a la juventud la posibilidad de expresar sus inconformidades o estados de ánimo con arte y no con guerra”, finalizó el maestro Ortiz.
Los inicios del maestro de Omar
Nacido en el campo, con la laboriosa cultura del trabajo duro, arduo y sin tregua, Omar Ortiz, actor y profesor, resaltó su relación con el arte como una convicción pura, que lo hace despertar todos los días con una sonrisa de satisfacción, al saber que aún sin tener una casa lujosa, ama la felicidad que reparte, con un escenario, un rol, y una historia por contar.
Desde el corregimiento de Bellavista, sus vestigios de alegría eran vividos en las juergas con amigos y compañeros.
Su vida, llena de complicaciones y necesidades, nunca fueron muy grandes o temibles para Omar, quien estoicamente supo adecuar su mente y disciplina para llegar a vivir del arte, algo difícil en la época, según escuchaba.
A la corta edad de 8 años, trabajaba como vigilante en un hotel de Ocaña. Atento, en silencio y alerta, fue allí donde se hospedaron varios maestros de arte para un festival, uno de ellos vio algo especial en aquel chico distraído y durante semanas estuvo insistiéndole para que le diera una oportunidad al arte.
Ortiz aturdido por tan ferviente solicitud, aceptó, y luego de 40 años, sigue enamorado de su profesión como docente y artista.
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