El organismo humano puede albergar “miles de millones” de parásitos, algunos son microorganismos y otros pueden medir hasta 10 metros.
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La mayor o menor cantidad de parásitos depende del estado nutricional y de la ingesta de alimentos de cada persona, así como el medio en que viva -si este es contaminado o no-, la frecuencia con la que haga el lavado de manos, si el agua que se consume se hierve para purificarla y luego oxigena para así recuperar la alcalinidad.
“Nosotros tenemos parásitos y si clasificamos la parasitosis de un proceso diarreico o parasitario, vemos si estos son unicelulares, pluricelulares, de tipo arácnido como el que produce la sarna, oxiuros, amebas o parásitos helmínticos (gusanos)”, según el médico Humberto Villamizar Peñaranda.
Por ejemplo, los unicelulares se localizan en el duodeno y producen anemia crónica en los niños, porque absorben sangre todo el tiempo, son microorganismos que va a generar además de la diarrea y anemia, pérdida de peso o que el niño no crezca como el caso de la Giardia lamblia, un parásito de tamaño microscópico que produce la enfermedad llamada giardiasis o giardiosis, y su transmisión ocurre por el contacto con heces de personas infectadas.
Es por esa razón que se debe ver qué tipo de parásito es para saber cómo atacarlo, porque hay muchos helmínticos que tienen memoria y se rodean de una baba especial que no deja que penetre el tratamiento antiparasitario, dice Villamizar.
Entonces, hay que aplicar pequeños trucos de la medicina homeopática y alternativa, como es el de utilizar canela con miel de abeja y agua en un infusión o aromática, 15 minutos después de haber dado el antiparasitario, porque de esta forma se incentiva al parásito a salir de la baba a comer la miel de abeja con la canela, que le gusta mucho, y así ingiere también el antiparasitario y muere.
“Generalmente yo formulo una tableta de un antiparasitario, media hora después de desayunar y media hora después de comer, y a los 15 minutos de haber ingerido cada tableta, tomar el agua con canela y miel, para hacerle de esta manera una celada al microorganismo y así poder matarlo”, agrega el especialista.
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Hay que ver, igualmente dependiendo del tipo de parásitos, si se trata con una sola dosis o hay que repetirle el tratamiento. Si es el caso de una tenia o lombriz solitaria cuya longitud varía, según las especies, desde los 50 centímetros a más de 10 metros y puede vivir hasta 25 años: tenia Saginata (que proviene de la carne de ganado vacuno), tenia Solium, tenia Multiceps.
Al establecer el tipo de tenia que está parasitando, se determina si al paciente se le debe repetir la dosis, si es necesario desparasitar a todo el núcleo familiar, todo acompañado con la recomendación de hacer una buena higiene de la casa, particularmente los baños y la cocina, los utensilios, el comedor, y de manera fundamental tener un permanente lavado de manos.
El especialista reiteró que la ingesta de alimentos en la calle y en lugares con poca higiene, expone a la persona a ser invadida por esos microorganismos, que terminan afectando la salud de todo el núcleo familiar que queda expuesto a la infección, agregando que además en el organismo residen virus, bacterias y hongos, “que están ahí sin ser patógenos porque no se han activado”.
Parasitosis intestinales
Las parasitosis son enfermedades infecciosas causadas por parásitos, es decir, seres vivos que requieren de otro organismo de diferente especie (huésped), para su supervivencia. Los huéspedes pueden ser temporales o permanentes y proporcionan nutrición y alojamiento al parásito, que es responsable de causar enfermedad, según la publicación especializada Andrómaco.
Agrega que las parasitosis intestinales son causadas por parásitos capaces de alojarse en el aparato digestivo de los seres humanos, clasificándose como: protozoos (unicelulares), que son capaces de multiplicarse en el ser humano como la Giardia lamblia y Entamoeba histolytica.
Helmintos (multicelulares), que no se multiplican en el ser humano y necesitan de otro huésped como por ejemplo, cerdos o vacas. Se los conoce también como gusanos redondos (nematodos) o planos (cestodos).
En este caso la infección se adquiere cuando el parásito ingresa al organismo. La vía más frecuente es la ingestión de quistes de protozoos o de huevos o larvas de gusanos. Esto sucede al beber agua contaminada o ingerir alimentos crudos contaminados con restos de heces, o mal cocidos y que contienen parásitos (carnes especialmente).
El ciclo continúa, debido a que las personas infectadas eliminarán nuevos parásitos con sus heces y, si las condiciones higiénico-sanitarias no son adecuadas, dichos parásitos contaminarán suelos y agua, reiniciando el ciclo vital del parásito.
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En los niños, es muy común rascarse la cola y luego llevarse la mano a la boca o comer algo (vía de contagio anal-oral). Algunos parásitos (oxiuros) quedan en la ropa de cama o las toallas, y es muy fácil el contagio dentro del grupo familiar o entre los convivientes.
La importancia de las parasitosis se debe a que infectan a más de la mitad de la población humana y se distribuyen en todo el mundo, constituyendo un verdadero problema para la salud pública. Sin embargo, predominan en los países pobres tropicales, con deficientes condiciones sanitarias.
Otro grupo vulnerable son las personas con problemas de su sistema inmunitario (inmunodeficiencia), según se advierte en la revista Andrómaco.
Ojo con los niños
Los parásitos infectan a las personas de todas las edades: niños, adultos y ancianos. Sin embargo, la población pediátrica es más susceptible, especialmente en edad preescolar, y pueden presentarse trastornos en el crecimiento o el desarrollo intelectual.
Andrés Felipe Arias, médico pediatra y especialista en infectología, explica que las enfermedades parasitarias son comunes al ser humano en todas las edades, haciendo énfasis en la infancia que esté expuesta, principalmente en área rural o área urbana bajo medidas de higiene deficientes, en la que no hay buena higiene de los alimentos, buena higiene de manos, en la que hay hacinamiento, lo que hace que los niños se vean a muy tempranas edades con infestación parasitaria, por diversos microorganismo, algunos llamados parásitos de tierra o helmintos y otros transmitidos por alimentos.
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Arias considera que bajo esa perspectiva el impacto más grande en la infancia es el aspecto nutricional, porque contribuyen a robar sus tractos o alimentos para los niños en su fase de crecimiento, déficit nutricional que impacta en el nivel cognitivo o neurodesarrollo de los niños, en procesos de anemia, de mal rendimiento escolar, entre otros. Entonces es preocupante que algo solamente relacionado con un proceso infeccioso, impacta en todas las otras esferas del desarrollo del niño.
En el adulto también pueden estar relacionadas a eventos de diarrea, como ocurre en el niño, en el caso de las amibiasis, a eventos en pacientes que tengan condiciones de riesgo como tener VIH, monosupresión relacionados con encefalitis o infección en la cabeza, invasión pulmonar o daño gastrointestinal por algunos gusanos como Ascaris o la Giardia lamblia.
Estas situaciones son usualmente prevenibles por adecuados estilos de vida en cuanto a preparación de alimentos, evitar hacinamiento, higiene de manos, uso de calzado adecuado cuando se está expuesto a áreas no pavimentadas o de tierra abierta, porque allí hay ciertos parásitos que pueden invadir a personas perfectamente sanas.
Se recomienda igualmente la asistencia periódica, al menos una vez al año en el adulto sano al médico general, y al menos dos o tres veces al año en pacientes pediátricos al pediatra y a partir de ahí anualmente, para implementar estrategias sencillas como es la Atención Integrada a las Enfermedades Prevalentes de la Infancia (AIEPI) en la población colombiana, que buscan mirar si el paciente requiere o no suplementación de vitaminas, desparasitación con cierta frecuencia, de acuerdo al contexto en el que se desarrolle el crecimiento del niño, puntualizó Andrés Arias.
Desparasitación masiva
El Ministerio de Salud y Protección Social informó que en todo el país avanza con las campañas masivas de desparasitación de niños, niñas y adolescentes entre 1 y 14 años, la cual se hace con los medicamentos albendazol y mebendazol que son entregados de manera gratuita gracias a las donaciones de Organización Panamericana de la Salud.
El Minsalud hizo un llamado a las secretarías de salud del país para que, a través de capacitaciones, expliquen a los menores, familias, cuidadores y comunidad en general acerca de la importancia de la desparasitación, los beneficios para la salud física y cognitiva de los infantes.
También solicitó a las autoridades de salud promover la información sobre la posible ocurrencia de eventos adversos, las indicaciones para su manejo y la importancia de reportar los casos que además deben ser atendidos en una institución de salud. No obstante, señaló que a la fecha en el país no se ha notificado ningún efecto adverso grave por los antiparasitarios utilizados.
“Los efectos secundarios a la administración de los antiparasitarios son mínimos y transitorios, los más comunes son los gastrointestinales como dolor abdominal y/o náuseas y se dan con mayor frecuencia en pacientes infectados, es decir, son efectos secundarios como respuesta del cuerpo a la muerte de los parásitos tras consumir los antiparasitarios”, informó el subdirector de Enfermedades Transmisibles de la Dirección de Promoción y Prevención, Iván Cárdenas.
En Colombia las infecciones por parásitos son un problema de salud pública que ocurre principalmente en las regiones de Amazonía, Pacífica y Atlántica, donde se presenta un alto riesgo de infección. En otras poblaciones como la Orinoquía y Norandina existen poblaciones en riesgo moderado y bajo.
Este tipo de infecciones son causadas por la ingesta de alimentos o bebidas contaminadas con huevos de gusanos procedentes del suelo y por penetración de larvas o gusanos de estos parásitos a través de la piel cuando el suelo está contaminado con materia fecal.
Por eso, autoridades como la Organización Mundial de la Salud además recomiendan promover hábitos higiénicos adecuados y uso del calzado. Además, garantizar el acceso a servicios básicos como agua potable y alcantarillado, así como una disposición adecuada de excretas y basuras.
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