En un consultorio no muy amplio de una clínica de Cúcuta, el médico Jairo Humberto Villamizar Peñaranda, con especialidades en diferentes campos de la ciencia médica, pone todo su conocimiento y sabiduría en la tarea de curar a sus pacientes, que llegan con múltiples padecimientos, muchos de ellos con cuadros clínicos de alta complejidad.
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Con su hablar coloquial, propio de la gente de Cucutilla (Norte de Santander), que es su tierra natal, el doctor Villamizar los atiende, escucha sus clamores y ahí va haciéndose una idea de cuál es el procedimiento a seguir: si se inclina por un tratamiento con ozono, por la terapia con imanes, si les aplica sueros con oligoelementos, la terapia Kellogg, y si es curación cuántica (medicina mente cuerpo), entonces los conecta mediante audífonos a un aparato que, asegura, “es una maravilla” y ofrece muy buenos resultados.
Villamizar explica que hay otro tipo de medicinas que no son conocidas por el común de las personas, que, según él, salvan y curan a los pacientes, pero que muchos médicos no aceptan porque son alternativas y complementarias.
A explorar esos campos de las ciencias médicas llegó tras años de práctica profesional en la medicina alópata o tradicional, buscando ser más efectivo en los tratamientos, donde la gente no reciba solo paliativos, sino una alternativa de cura y de prevenir enfermedades.
Confiesa que fue Byron Benavides, un médico naturópata, quien le enseñó el ozono como alternativa de tratamiento, empezando a descubrir las virtudes de esta sustancia para casos de gastritis, úlceras gástricas, úlceras duodenales, síndromes pilóricos, que son úlceras localizadas en el píloro o duodeno y no permiten el paso de la comida porque se obstruyen por la úlcera.
“Solo suministrándole agua ozonizada a un paciente, tuve la grata sorpresa que a los 20 días las úlceras habían desaparecido”.
Este tratamiento también lo ha aplicado de manera exitosa en casos de colitis ulcerativa, con ozono rectal, que ofrece mejoría a los siete y 15 días de tratamiento, así como úlceras varicosas y el pie diabético, dado que el ozono es antibiótico, analgésico, antiinflamatorio y anticancerígeno, según explica.
“Si se trata de una persona con dolor generalizado, se le hace quiropraxia y terapia neural, ante lo cual el paciente mejora, obviando los tratamientos con inyecciones y pastillas, que suelen ser prolongados y costosos”, manifiesta el profesional.
Sin embargo, el especialista sostiene que el tipo de medicina que practica, no pretende reemplazar la medicina tradicional, porque la medicina alternativa y complementaria puede sanar sola, pero también ayuda a combatir otras enfermedades.
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“En el caso de la úlcera gástrica, se le da el aceite ozonizado o el agua ozonizada, pero también se evalúa en qué casos se le debe prescribir reparadores de la bomba de protones del estómago o del esófago”, advierte.
El biomagnetismo
El ser humano tiene un Ph (Potencial de hidrogeniones) en el organismo que es de 7,4, y en el momento que se desequilibra, si se eleva se llama alcalino, si baja es ácido.
Hay virus, bacterias, hongos y parásitos en el organismo, que están ahí sin ser patógenos porque no se han activado.
“Sabemos que mientras no cambie el Ph, se mantenga neutro, no se activan y no se vuelven patógenos los virus, las bacterias, los hongos y los parásitos, sin embargo si hay un cambio en el Ph de la sangre se presenta una vulnerabilidad y entonces comienzan a crecer”, explica Villamizar.
Agrega que existe una rama de la ciencia que se llama biomagnetismo o ‘Par biomagnético’, descubierta por el doctor Isaac Goiz Durán, mexicano, que estudia ese comportamiento, describiendo, a manera de ejemplo, que en el caso del Sida se localiza en el esternón y que estando ahí el paciente tiene el VIH positivo, pero no ha hecho enfermedad.
Esto es porque no ha tenido sincronismo con el hongo que es con el que se asocia para producir la enfermedad y la inmunosupresión. Ese hongo se localiza en el recto-ano y tan pronto entra en el organismo, por X o Y motivo, enseguida se forma una sincronía, se crea una comunicación y forman un sinergismo que hacen que se produzca la inmunosupresión y el cambio de las defensas de la persona, según su argumento.
Al impactar mediante la terapia con imanes, que actúan en pares, negativo en esternón y positivo en el ano-recto, aplicándolo por espacio de 15 minutos, lo que se puede hacer dos o tres veces a la semana, dependiendo del paciente, al cabo de un corto tiempo el paciente comienza a mejorar y a curarse.
Así, mediante estos tratamientos, se puede intervenir en enfermedades suprarrenales, conducto espermático, diabetes, hipertensión, lepra, entre otras patologías que se van asociando, como el caso del cáncer, que es el proceso de muchas enfermedades unidas para que haya ese desequilibrio y se produzca esa mortal enfermedad.
“El ‘Par biomagnético’, la técnica desarrollada por el doctor Goiz, con innumerables casos de curación de cáncer y otras enfermedades crónicas, que consiste en hacer una revisión de respuesta kinesiológica (movimientos musculares) del paciente, revisando 136 puntos orgánicos, donde comúnmente se alojan virus, bacterias, parásitos y hongos, causantes de la mayoría de afecciones de salud, así como también impactos emocionales alojados en memoria celular; donde se pone un par de imanes positivo + negativo – , ya que se tiene comprobado bioquímicamente que la suma de las cargas magnéticas equilibran el Ph en la sangre y tejidos”, de acuerdo con la literatura médica.
La misma ofrece, de acuerdo con el doctor, un cúmulo de beneficios, sin producir daños o efectos colaterales, ayudando a mitigar el dolor y la inflamación, estimulando y oxigenando los tejidos y equilibrando el Ph en los órganos y sistemas del cuerpo.
El médico Villamizar agrega que no solo es energía, porque los pacientes también reciben tratamientos de medicina ortomolecular, mediante elementos traza u oligoelementos, que son de difícil absorción, que se aplican en forma de suero, vía intravenosa, mínimo siete sueros, con ocho días de diferencia uno de otro, o un tratamiento completo que son más de 30, aplicados a lo largo de un año.
“Sin embargo todos estos tratamientos implican un cambio en la forma de ser de cada persona, porque si alguien es rabioso, ansioso o depresivo, el resultado no va a ser el mismo. Igual es el cambio de dieta, porque los medicamentos y sustancias ayudan a curar siempre y cuando el paciente maneje su energía y la alimentación”, destaca.
La curación cuántica
Al consultorio de Villamizar Peñaranda llegan a diario pacientes de todas las edades y de diversas condiciones socioeconómicas, recomendados por familiares y amigos que han sido tratados, buscando estos tratamientos.
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“Yo soy creyente y hago todos mis tratamientos bajo la voluntad de Dios, entendiendo que uno es un instrumento. Entones surge la contradicción entre el científico y el creyente, pero siempre me inclino por la fe, porque Dios es la máxima energía y el poder máximo y si yo estoy en paz con él, Dios se va a manifestar en esa persona enferma mediante mi oración”.
Confiesa que son pocos los profesionales que se dedican a la medicina alternativa y complementaria, sin embargo en Cúcuta hay gente de mucha experiencia como el doctor Rafael Guerrero, quien es un excelente médico alternativo, así como el doctor Suárez que trabaja con medicina ortomolecular y neural, y el doctor Pompeyo, cada uno manejando cosas diferentes por pertenecer a diferentes escuelas.
“En mi caso trabajo mucho con energía, usando un equipo cuántico, complejo, que se opera poniéndole al paciente unos audífonos y que al encenderse irradia una onda electromagnética que se comunica con el cerebro. A partir de ahí hace un escaneo general, similar a un tomógrafo, analizando huesos, venas, arterias, hígado, corazón, riñón, músculo, cerebros, nervios, y donde encuentra un daño para y se mete en el tejido y al ADN y busca si hay alteraciones para decir qué sustancias probablemente le causaron el daño y hace un diagnóstico de qué está enfermo el paciente y de qué se puede complicar”, puntualiza.
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