Un estudiante del último año de derecho de la universidad Francisco de Paula Santander, seccional Ocaña, lidera una campaña para salvar las abejas en la zona del Catatumbo.
Manuel Yair Neira Ortiz escuchó el zumbido de auxilio de los diminutos insectos en inminente peligro de extinción, por el presunto uso del glifosato en la fumigación de los cultivos ilícitos, y defiende a capa y espada la polinización.
El joven califica como “testaruda” la posición del Gobierno Nacional que insiste en la aspersión aérea lo que ocasiona efectos negativos en la producción agropecuaria de la región.
El futuro abogado, de 25 años, ha hecho equipo con jóvenes emprendedores y la Asociación de Municipios de la provincia de Ocaña, sur del Cesar y zona del Catatumbo para promover la práctica de la apicultura encaminada a crear sistemas de vida sostenibles.
Zumbido en los estrados judiciales
El estudiante anunció una lucha jurídica y ambiental por la defensa de las especies que juegan un papel fundamental en la cadena productiva y los herbicidas rompen abruptamente con un ciclo biológico. “Algunos agroquímicos comprobados científicamente como mortales, prohibidos en países de Europa e incluso latinoamericanos, se quieren utilizar en la región. A partir de la fecha vamos a defender a todos los polinizadores como murciélagos, mariposas, colibríes y abejas”, reitera.
Indica que su familia, residente en San Calixto, Ocaña y González, sur del departamento del Cesar, está empeñada en fomentar la crianza con la asesoría en la adecuación de las colmenas y aportes con insumos. Recuerda los recursos populares interpuestos en el sur del país donde se frenó la fumigación debido a los efectos nocivos para la fauna, flora, humanos y contaminación de las fuentes hídricas.
“Vamos a gestionar una acción de tutela para defender los derechos fundamentales de la seguridad alimentaria generada por la ‘apis mellifera’. Si no hay polinización queda en riesgo la vida humana sobre la faz de la tierra”, agrega.
En el grupo de los defensores se encuentra su primo el ingeniero de sistemas Hamilton Arévalo, quien sufrió los rigores de la violencia y es uno de los convencidos de los proyectos alternativos para la restitución del tejido social. Conjuntamente con su abuelo Rafael Antonio Álvarez combinan las labores profesionales con la apicultura.
En los rincones de las fincas se organizan las estructuras para la producción de miel, polen, propóleo y jalea real.
Señalan que aparte del glifosato también se debe controlar el uso de agroquímicos que están matando dramáticamente a millones de abejas.
“Que hagan buenas investigaciones y salvemos el planeta, se evite al máximo las sustancias que causan gran impacto en el ecosistema e incluso en las fuentes hídricas. Como futuro abogado propenderé por espacios libres, donde se adopten técnicas de sustitución de cultivos ilícitos con proyectos alternativos ya que las abejas en sus patas llevan vida al planeta con la polinización”, sostuvo.El campesino de la vereda Maciegas, jurisdicción de La Playa de Belén, José Leonel Ruedas Álvarez, ha dedicado toda su vida a la apicultura y se suma a la causa de la defensa de las abejas. “El mayor problema de esos animalitos son los agroquímicos y ahora con los anuncios de la fumigación de la hoja de coca vendrá el exterminio definitivo. Estamos en mora de emprender la defensa de las obreras”, recalcó.
Salvar la cadena alimentaria
El ingeniero agrónomo Álvaro Lobo Amaya indicó que las abejas son muy sensibles y vulnerables al uso indiscriminado a las sustancias químicas en los cultivos.
“Los insecticidas son enemigos letales y se debe propender por las buenas prácticas agrícolas. Debemos entender que todos los productos que llegan hasta nuestras mesas pasan por la polinización, entonces la apicultura es fundamental para la seguridad alimentaria. El glifosato, prohibido en otras partes del mundo, es un herbicida que puede causar estragos en el medio ambiente del Catatumbo ya que afectaría aparte de las abejas a otros seres vivos que juegan papel esencial en la cadena productiva como los insectos, hormigas, aves, mariposas, murciélagos entre otros responsables de mantener los ecosistemas y la biodiversidad de las especies”, agregó.
Afectación de plantas para la polinización
El agrónomo José Manuel Alba Maldonado, director del consultorio socioambiental y agropecuario de la universidad Francisco de Paula Santander, seccional Ocaña, con maestría en Desarrollo Rural, manifestó que se deben replantear esas políticas del Gobierno Nacional encaminadas a la erradicación de los cultivos ilícitos de aspersión con glifosato.
“En los Estados Unidos hubo una demanda contra laboratorios Bayer de un jardinero quien descubrió que el producto era tóxico y cancerígeno. Entonces, se recomienda el uso de trajes especiales, caretas, máscaras y todas las precauciones para el uso del herbicida que afecta humanos, animales e incluso fuentes hídricas”, agrega el experto.
Explica que técnicamente es imposible focalizar los cultivos ilícitos con la fumigación a ras del suelo por aquello de la maniobrabilidad de las avionetas sin que afecte la floración de otras plantas fundamentales para la polinización. “Debido a la presencia de los grupos armados, los pilotos harían la descarga del producto a una altura considerable y los vientos arrastrarían esas sustancias hacia otros sembrados y las consecuencias serían mayores. Esas estrategias se podrían aplicar en zonas planas donde existan condiciones”, agrega.