Con una amplia experiencia en funciones de Gobierno, además de los títulos académicos que refuerzan su perfil de idoneidad, Víctor Bautista Olarte asumió hace unas semanas su cargo como secretario de Fronteras y Cooperación Internacional de Norte de Santander, designado por el gobernador Silvano Serrano.
Tras su desempeño como director para el Desarrollo y la Integración Fronteriza, de la Cancillería de la República, Bautista espera aplicar ahora sus experiencias y conocimientos en las nuevas responsabilidades asumidas, de las cuales habla en esta entrevista concedida a La Opinión.
¿Cómo siente usted en esta zona fronteriza entre Colombia y Venezuela, el ánimo de sus habitantes con respecto a las relaciones entre los dos países?
La situación es compleja. Se entrecruzan problemas históricos con una serie de circunstancias políticas nacionales que de alguna manera hacen volver la mirada y la acción sobre la zona más importante de ambos países. Es decir, la frontera colombo-venezolana y en ella el eje históricamente más activo como es Táchira- Norte de Santander. El gran lío es asumir estrategias que no sean de carácter bilateral y peor aún, que atenten contra el proceso de integración histórica que siempre han impulsado los tachirenses y los nortesantandereanos.
Fue un error histórico del presidente Maduro haber propiciado una expulsión masiva de colombianos y familias mixtas en 2015.
¿Por qué cree que fue un error?
El plan de perseguir grupos ilegales y estructuras criminales no dio resultados por la forma errática como se hizo. Se propició un empeoramiento de las relaciones diplomáticas con Colombia que paso a paso nos llevó a la situación en la que hoy nos encontramos.
Creo que quienes recomendaron a Maduro esa estrategia estaban muy errados y por eso entiendo también que la gente siente que la situación actual de la frontera es insostenible por múltiples razones que nos deben preocupar, no solo a las autoridades y a los gremios, sino más que todo a la sociedad de la frontera.
¿Qué piensa de la masiva migración de venezolanos hacia Colombia y otros destinos?
Veo con preocupación que un país con tan alto nivel de riquezas naturales, como es Venezuela, pierda su capital más importante que son los profesionales jóvenes, los técnicos y en general la fuerza laboral. Ese conjunto es el llamado a sostener el aparato productivo. Da mucha tristeza ver a nuestros hermanos venezolanos abandonando su patria y sus familias y emprendiendo largos caminos por Colombia y toda Suramérica. Los venezolanos no eran emigrantes.
¿Cuál es la reflexión que queda de todo esto que está sucediendo en la frontera?
Colombia y Venezuela hoy están aprendiendo algo que no estaba previsto: nosotros a recibir una crisis migratoria y ellos a ser los que piden ayuda en muchos países. Esperemos que de esta fase de la historia nos queden también diversos saldos positivos. Colombia ha sabido agradecer a Venezuela la oportunidad que se le dio a cientos de miles de compatriotas que también ayudaron a construir Venezuela y en el futuro, ojalá no tan lejano, así mismo lo reconocerá Venezuela, ante la solidaridad que ha tenido Colombia con su pueblo.
¿Ve posibilidades de recomposición en las relaciones entre Colombia y Venezuela?
Claro que sí. Colombia y Venezuela no solo son dos vecinos sin oportunidad de cambio de vecindario sino además dos países siameses en su historia, en su relación económica y en su integración social. En la historia de nuestras relaciones han existido muchos altibajos y crisis, y después de cada una de ellas ha venido un proceso intenso de intentos de integración. Esta vez debemos ser más inteligentes y estar mejor preparados.
¿Cuál puede ser el aporte del Gobierno de Norte de Santander en este proceso?
La Gobernación de Norte de Santander ha hecho una apuesta de alto nivel al tema fronterizo y migratorio, y para ello ha construido también con el alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez, un plan de trabajo que pronto será presentado a la región.
Del mismo modo, ha propuesto con los otros 6 departamentos fronterizos con Venezuela un trabajo conjunto al Gobierno Nacional, con escenarios para la estabilización de la frontera mediante una gran Cumbre Fronteriza, a finales de marzo.
Contamos con el apoyo de la Federación Nacional de Departamentos, con Asocapitales, las Cámaras de Comercio de frontera y varias entidades del Gobierno que aportan de manera estratégica para este propósito. Hay que tratar de impulsar un funcionamiento mínimo más formal y legal para los procesos transfronterizos propios de esta región.
La plataforma exportadora, el flujo del transporte público y particular, el control sanitario, las relaciones culturales y de cooperación regional son dinámicas que no pueden ponerse en el congelador indefinidamente. No es que se quieran desconocer las tensiones de los dos Gobiernos, pero es necesario que ambos Estados comprendan que una frontera legal y estable es un mínimo al cual no se puede renunciar.
Para el caso de los migrantes venezolanos, ¿cómo aprecia la cooperación de la comunidad internacional?
Es un aporte fundamental. Ya el presidente Iván Duque y en su momento el canciller Carlos Holmes Trujillo expresaron adecuadamente que nuestras capacidades están desbordadas por la dimensión de la crisis. Estoy seguro también que la región ha aportado una cantidad no imaginable de recursos propios. Esto, sin cuantificar lo que han aportado los propios nortesantandereanos de forma particular. Ahora es oportuno que con el apoyo de OIM, Acnur y demás cooperantes, con un respaldo ágil de la Presidencia y la Cancillería, podamos, a nivel regional, encontrar un balance más apropiado entre el trabajo humanitario y los procesos de estabilización socioeconómica de los migrantes.
En su paso por la Cancillería, ¿cómo vio el manejo del Gobierno Nacional a las fronteras?
Fue un proceso con muchos aprendizajes de parte y parte. El liderazgo de la excanciller María Ángela Holguín nos permitió plantear la discusión sobre la necesidad de una nueva perspectiva en todos los ministerios sobre el asunto de fronteras y diseñamos un muy buen Conpes, ‘Prosperidad para las Fronteras’, con una ejecución de $5,4 billones, y un Plan Fronteras que ya lleva ejecutados casi mil proyectos en estas zonas. Con el también excanciller Carlos Holmes avanzamos en profundizar sobre una política de fronteras y radicamos un proyecto de ley que hace parte de la agenda de la Comisión Segunda de la Cámara. Hoy el nivel central tiene mucha más visión sobre la frontera en comparación a hace 10 años, pero la institucionalidad hasta ahora creada sigue siendo insuficiente.
¿Norte de Santander está tomando en cuenta en la frontera colombo-venezolana, la propagación del Coronavirus?
Sí. Ya el Instituto Departamental de Salud viene trabajando con el Ministerio de Salud y el INS sobre un plan de contingencia con todos los retos que implica controlar pasos de frontera con poca infraestructura e insuficiente personal y que en el caso del Puente Internacional Simón Bolívar significa el paso de frontera más transitado de toda Colombia.
La comparación nos ilustra un poco: el aeropuerto El Dorado es el segundo paso de frontera de Colombia (paso aéreo) y tiene más o menos 28 mil personas diarias en tránsito y para ello cuenta con una formidable infraestructura y presencia masiva de entidades como Migración Colombia, la Dian, la Policía Nacional, el ICA y muchas más.
El Puente Internacional Simón Bolívar tiene un flujo promedio de 45 mil personas. Nuestros pasos a lo largo de toda la frontera con Venezuela (a excepción del aun no inaugurado Puente de Tienditas) son hoy el ejemplo de mucho sacrificio de un grupo muy pequeño de funcionarios bajo grandes precariedades logísticas y tecnológicas y frente a grandes riesgos para la seguridad nacional y regional.
Desarrollo de norte de santander
¿Cómo ve el futuro de Norte de Santander?
Con optimismo, por la presión que la misma sociedad ha venido ejerciendo sobre las clases dirigentes y los resultados que esperan de las administraciones, responsables en lo público. También creo que poco a poco nos vamos desprendiendo de ese alto grado de escepticismo o negatividad que no permitía crear confianza en la construcción regional.
Obviamente, no voy a pecar de ingenuo, y creo que la lucha contra la corrupción y la necesidad de mayor capacidad técnica y de articulación son dos elementos de los que dependerá qué tanto podamos avanzar.
¿Le ve posibilidades a la Zona Económica y Social Especial?
Muchas, si continuamos en un buen trabajo interinstitucional con las Cámaras de Comercio de Cúcuta, Pamplona y Ocaña , la Alcaldía de Cúcuta y los otros 39 municipios. El Gobierno Nacional cumplió creando el marco jurídico y apoyando con las diferentes instancias nacionales.
Ahora falta el ingrediente más importante, que es el involucramiento del empresariado regional. Sí lo regional funciona, tendremos cómo interesar también a empresas nacionales y extranjeras. Creo fundamental repensar cómo presentamos a la región. Hay que crear condiciones que hagan atractiva la ejecución de proyectos productivos.