A pesar de las dificultades ocasionadas por enfermedades de base y otras complicaciones de salud, Jorge Granados, quien encarna el payaso “Panchito”, no se resiste a dejar de hacer reír a niños, jóvenes y adultos.
También se le conoce popularmente como “Chicote”, apodo que le pusieron cuando estaba recién nacido al compararlo con un tabaco envuelto.
Durante mucho tiempo se paseó por los municipios de la región de Pamplona llevando alegría y diversión.
Hace algunos años lo buscaban para que animara cumpleaños, rifas, actividades recreativas, deportivas y hasta entrega de regalos en temporadas navideñas.
Eran otras épocas en que los payasos estaban de moda, pero con la llegada de los aparatos tecnológicos entre ellos los televisores de pantalla plana, equipos de sonido y celulares, el oficio fue entrando en decadencia.
Con esos aparatos a la gente se le hizo fácil y les es más rentable es proyectar música o imágenes interactivas que contratar los servicios de un payaso animador.
Pero esos avances no fueron obstáculos para que Granados, con sus ocurrencias y chispa, continuara arrancándole risas a la gente.
A pesar de tener limitaciones físicas para desplazarse, dice que está listo para ir a donde lo necesiten como animador y payaso.
Lo difícil
Desde niño empezó a ganarse la vida saliéndole a lo que se presentara y a los siete años agarró una caja de embolar zapatos.
Tenía con los amigos como sitio de descanso nocturno la copa de un árbol de pino del parque Águeda Gallardo de Pamplona, donde la policía los baja rociándoles agua fría.
La falta de oportunidades para poder estudiar y jugar como cualquier niño, lo fueron formando con un carácter independiente y un poco díscolo al frecuentar la calle en los primeros años de la adolescencia.
Al llegar a la etapa adulta empezó a proyectarse y adquirir la responsabilidad de trabajar y sacar adelante un hogar con varios hijos.
Vendía rifas. Fue pregonero en las fiestas populares de la región y organizaba festejos para niños y las madres. Recolectaba regalos, tortas y gaseosas que les entregaba.
Fue así como optó por escoger la profesión de llevar diversión y alegría al vestirse con ropa multicolor, maquillarse el rostro, colocarse una bola de espuma en la nariz y unos zapatos grandes con medias vistosas.