Intentos fallidos y recursos desperdiciados
La historia de esta planta está marcada por alianzas malogradas y recursos desperdiciados. A principios del siglo XXI, un convenio entre la Asociación de Municipios de la Provincia de Ocaña, el SENA y la Universidad Francisco de Paula Santander, con el apoyo de la Unión Europea, destinó 600 millones de pesos para reactivar el proyecto. Sin embargo, los fondos no lograron salvarlo, y algunos recursos incluso fueron devueltos.
“Logré encender la planta durante mi gestión, pero el proceso no continuó. Faltaron operarios, capital de trabajo y estrategias de comercialización”, afirmó Emiro Cañizares Plata, actual alcalde de Ocaña.