Un compás de espera
Los pequeños comercializadores del producto indican que durante más de 30 años han permanecido en el lugar y nunca han tenido inconvenientes.
“Es la primera vez que imponen una multa tan alta de un millón de pesos, cuando trabajamos con solo 500 mil pesos para llevar la comida a nuestros hijos”, asegura Dagoberto Trillos.
Los dedicados al rebusque llegan a la plaza de mercado a las 4:00 de la mañana a comprar la cebolla a buen precio, se ubican en las esquinas para ofrecerlas al menudeo y terminan a las 10 de la mañana. “No le estamos haciendo mal a nadie y tampoco estamos dedicados a negocios ilícitos. No es justo, cuando en el centro comercial hay grandes problemas sociales que no le prestan la atención”, exclamó.
Los patrulleros y los controladores de la Oficina del Espacio Público manifiestan que cumplen órdenes para garantizar la movilidad por los andenes que son para la gente.
La Secretaría de Gobierno estableció las disposiciones de los horarios de cargue y descargue con el fin de evitar traumatismos y congestiones en la plaza.
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Por recomendación de los mismos comerciantes mayoristas que tienen locales en la plaza “se ejerce el control para garantizar el dinamismo en el intercambio de productos sin contratiempos”, indicó el titular de esa dependencia Jaime Velásquez. Aspecto que no comparten los minoristas.
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