Ayer, con cierres temporales en tres puntos estratégicos de la carretera Ocaña-Cúcuta los cultivadores de cebolla de la zona del Catatumbo exigieron a los ministerios de Agricultura y Comercio Exterior salvaguardar el producto para frenar el contrabando desde Perú. En la tarde, levantaron los cierres mientras avanzan las mesas de negociación con el Gobierno nacional.
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La dilación en el cumplimiento de los puntos pactados durante una asamblea con Aura María Duarte, viceministra de Agricultura, colmó la paciencia de los campesinos, quienes claman un salvavidas para conjurar la crisis financiera de los últimos años.
Los labriegos hicieron cierres en el sector de La Curva de Bucarasica, la vereda la Labranza, comprensión rural del municipio de La Playa de Belén y el corregimiento de Aguas Claras.
El alcalde de Ocaña, Emiro Cañizares Plata, se trasladó hacia la capital de la República para exponer la difícil situación atravesada por los agricultores con el fin de trazar alternativas al contrabando que afecta a más de 7 mil familias del Catatumbo.
Duarte prometió revisar conjuntamente con el ministerio de Comercio Exterior los alcances del tratado suscrito con Perú para adoptar un plan de salvamento durante los picos de cosecha y así mitigar la debacle económica en el sector rural, sin embargo, no ha cumplido con la palabra empeñada.
También mayor efectividad durante los retenes en la frontera para determinar el producto de contrabando y detectar aquellas inconsistencias donde la Policía Fiscal Aduanera, Polfa, no permita el ingreso de varios tractocamiones con la misma guía de importación.
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A raíz de la demora en la toma de las decisiones los cebolleros ordenaron la movilización hacia las arterias viales para presionar una solución concreta a la profunda crisis alimentaria donde el Gobierno nacional destine los recursos para resarcir las pérdidas ocasionada por la llegada de los tractocamiones sin los controles respectivos.
Dialogar en terreno
El presidente de la Agencia de Desarrollo Rural, Luis Alberto Higuera Malaver, hizo presencia en Ocaña para buscar una salida viable al problema. El funcionario se reunió y conversó con los cultivadores para conciliar los ánimos y despejar el corredor vial.
“Yo vengo a sentarme para discutir con ustedes en el buen sentido de la palabra qué podemos hacer con la cebolla que está en ese camión”, expresó durante el encuentro con los campesinos.
El alto funcionario se reunió con 12 organizaciones campesinas con el fin de avanzar en la construcción de alternativas reales a los problemas actuales de la cadena de producción de la cebolla.
“Yo vine porque es la política del Gobierno, nosotros no mandamos ni Policía ni Ejército, ni nada. Yo mismo vine porque no esperamos que haya ni alteración del orden público”, señaló el presidente de la ADR.
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Por su parte, la Agencia de Desarrollo Rural, a través de sus redes sociales expresó que este encuentro se llevó a cabo en un ambiente pacífico y respetuoso, donde manifestaron “la voluntad de rehacer el diálogo sobre temas cruciales como la transformación del producto para darle valor agregado y la comercialización a precios justos”.
Picos de cosechar
En reiteradas ocasiones los labriegos han expuesto la situación, pero los representantes a nivel nacional no adoptan mecanismos para proteger el producto generando el descalabro económico.
Aseguran que trabajan a pérdida, ya que los costos de producción de una carga supera los 180 mil pesos y únicamente perciben cien mil debido a que el mercado está inundado.
A lo anterior se suman las dificultades agroclimáticas lo que amerita la concesión de subsidios especiales a través de los seguros de cosecha.
Los campesinos exigen al Gobierno celeridad en la regulación de la importación para salvaguardar las economías locales. Los cultivadores de cebolla insisten en los controles para frenar la llegada del bulbo procedente de los vecinos países de Ecuador y Perú.
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Además, recuerdan facilitar los trámites de los seguros de cosecha para mitigar los efectos del fenómeno climático de El Niño.
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