Carmen Elena García nació en La Gabarra, pero sus primeros años los pasó en las veredas Vetas de Oriente y La India, al lado de su mamá y abuelos. Fue una niñez tranquila, en donde los únicos disparos que escuchaba eran los de escopeta cuando salía a cazar animales.
Al regresar a su natal pueblo fue sorprendida por un ataque aéreo y junto a su corta familia le tocó refugiarse. Apenas tenía trece años. Ignoraba todo, incluso “hasta que las balas mataban”.
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Pero sus quince años quedaron empañados por la primera masacre paramilitar en el kilómetro 16. Era 29 de mayo de 1999. Sin embargo, continuó con su rutina trabajando en ‘El Festín’, una fuente de soda, donde llegaba todo el mundo. Recuerda que el 21 de agosto, tres meses después, se asustó con el sonido de unos disparos y miró al frente y estaban dos hermanos mal heridos que se abrazaban y morían lentamente.
De inmediato recogí lo del negocio y al momento de ir a colgar el trapero en la parte de atrás se fue la luz y empezó a escuchar ráfagas, lamento y muchos gritos. Su prima, que trabajaba al lado, llegó y las dos se tiraron al suelo. La mesera salió despavorida y nunca supo qué pasó con ella.
Las autoridades reportaron días después que 150 paramilitares provocaron el apagón y entraron a bares y lugares de diversión aprovechando que era sábado y muchos bajaban de las veredas a divertirse. Se contabilizaron 35 muer tos, sin embargo, varios cuerpos fueron desmembrados y lanzados a los ríos Táchira, Catatumbo y Zulia.