En medio de los Juegos Olímpicos de París 2024, donde las delegaciones de todo el mundo compiten al más alto nivel, Colombia celebró con orgullo la primera medalla de plata de los Olímpicos de este año gracias al talento y dedicación de un joven prodigio: Ángel Barajas.

Con apenas 17 años, este cucuteño logró lo que ningún otro colombiano había conseguido antes, llevarse una medalla en la disciplina de gimnasia, un terreno usualmente dominado por atletas asiáticos.

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Barajas hizo historia al colgarse la medalla de plata en la barra fija, deslumbrando a todos con su destreza y precisión. Este logro no solo le aseguró un lugar en el podio, sino también en los corazones de millones de colombianos que han seguido su trayectoria con admiración. A su regreso a Cúcuta, el joven fue recibido como un héroe, con una caravana que recorrió la ciudad a bordo del carro de bomberos, mientras miles de personas salían a las calles para vitorearlo.

El futuro para Ángel Barajas parece tan brillante como su medalla. Con solo 17 años, tiene un largo camino por delante en el deporte, y ya se vislumbra como una promesa para los Juegos Olímpicos de 2028 y 2032. Pero su triunfo no solo se traduce en reconocimiento y gloria, sino también en una mejora significativa en su calidad de vida. Recientemente, confesó que pudo comprarle una casa a su mamá, un sueño que tenía Barajas.

Gracias a la medalla de plata, el Gobierno nacional le otorgó un premio de $191 millones, una suma que representa un cambio radical para su familia, que antes atravesaba dificultades económicas.

Además de este premio, Barajas recibirá una pensión vitalicia, un honor reservado para aquellos deportistas colombianos que alcanzan la gloria olímpica o paralímpica. Esta pensión, equivalente a cuatro salarios mínimos mensuales legales vigentes, lo reconoce como una “gloria del deporte”. Sin embargo, debido a su juventud, Barajas deberá esperar hasta cumplir los 50 años para poder acceder a este beneficio, salvo que una condición médica justifique una excepción.

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Pero Ángel no es el único en recibir reconocimiento por su hazaña. Su entrenador, Jairo Ruiz, quien lo ha guiado desde que tenía 12 años, también será recompensado por el gobierno con 70 salarios mínimos mensuales legales vigentes, una muestra del aprecio por su labor en la formación del joven campeón.

El éxito de Barajas ha trascendido la gimnasia, tocando incluso el mundo del fútbol. El Cúcuta Deportivo, club histórico de la ciudad, le rindió un emotivo homenaje durante su partido contra el Real Cartagena el pasado 7 de agosto. Barajas, presente en la tribuna, fue declarado socio honorario del club, un gesto que celebró con el saque de honor. Además, recibió una camiseta con el número 100, conmemorando el centenario del club, y un diploma que lo reconoce como el primer socio honorario del Cúcuta Deportivo.

Ángel Barajas ha demostrado que con esfuerzo, dedicación y talento, no hay límites para lo que se puede alcanzar. Su triunfo no solo es una victoria personal, sino un faro de esperanza y orgullo para todo un país que sigue soñando con más éxitos en el deporte y la vida.

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