Un pan y una gaseosa fue el último pedido de Andrey José Grimaldo León, de 18 años de edad, quien llegó con una menor de edad a una pequeña tienda ubicada en la autopista de Juan Atalaya, a la altura de la avenida 9.
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Tres golpes sobre la reja blanca de su negocio alertaron a la dueña del local, frente al cual sucedieron todos los hechos, ayer al mediodía. Por la llegada del nuevo cliente tuvo que detener, por un momento, la preparación del almuerzo familiar para salir a atenderlo.
“Un pan y una gaseosa, por favor”, dijo Andrey, la mujer de mediana edad despachó su pedido, recibió el dinero y se excusó, pues debía volver a la cocina. Sin embargo, apenas segundos después, la detonación de un arma de fuego alertó a la señora.
Al asomarse, la escena era macabra, la sangre abundaba y provenía del rostro del muchacho. Los gritos de auxilio de la menor de edad que lo acompañaba, que según la comunidad se trataría de su hermana, avisaron a la familia de la mujer de la tragedia, cinco personas salieron para tratar de auxiliar a Andrey, quien aún tenía signos vitales.
Según uno de los muchachos que lo ayudaron, el tiro lo conectó en el ceño y tendría orificio de salida en la zona cercana a la oreja, charcos de sangre empezaron a formarse en el andén, y en el desespero nadie estaba seguro de qué hacer, mientras Andrey se desplomaba en el cemento, la comunidad acudió a su rescate.
Los residentes cercanos a esta tienda en la reconocida ‘Subida del Indio’, varios metros después del Terminal de Transporte de Cúcuta, se asomaron y trataron de coordinarse para ayudar al herido, el bullicio fue tal que las personas que se desplazaban por la autopista, en dirección al centro de la ciudad, se detuvieron a ayudar.
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Según los vecinos aproximadamente 15 motos se pararon en la zona, algunos a ver, otros a colaborar, entre ellos una médica, la cual vendría fuera de turno laboral, pero ante la emergencia actuó, se quitó el saco que llevaba encima y se lo puso en el rostro a Andrey para intentar taponar el flujo de sangre.
Lo siguiente era trasladarlo de urgencia a un centro hospitalario. Para entonces, las autoridades ya habían sido alertadas, sin embargo, no llegaban y la situación era crítica. Entre los espectadores intentaron detener un taxi en repetidas ocasiones para transportar al herido, aunque ninguno paraba.
“Tuvimos que poner una moto en frente, tapar la calle, prácticamente obligar a un taxi a frenar para que lo llevara de una, porque el muchacho se nos moría”, declaró uno de los jóvenes de la escena, quien posteriormente ayudó a cargar y subir a Andrey a un taxi con rumbo a la clínica Medical Duarte, en compañía de la joven que venía con él.
Minutos después, el vehículo llegó al centro asistencial, sin embargo, por la gravedad de la herida y la profunda pérdida de sangre, el joven de 18 años falleció.
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Según la comunidad, casi 20 minutos después de lo sucedido llegaron varias ambulancias, al igual que patrullas de la Policía Metropolitana de Cúcuta, que acordonaron el sitio y recopilaron testimonios de la comunidad.
Momentos después, las autoridades judiciales se acercaron al lugar de los hechos para tratar de dar con los responsables, de los cuales no se tiene ninguna pista, de este nuevo asesinato que sacude la ciudadela Juan Atalaya.
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