Desde el viernes pasado, a la madre de Yorman Antonio Ramírez González la invadió una sensación de angustia, preocupación y dolor, al enterarse por una llamada que su hijo de 16 años, estaba desaparecido y había sido visto por última vez en el río Sardinata que atraviesa el corregimiento de Campo Dos, en Tibú.

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Ella, quien trabaja como cocinera de un restaurante en ese corregimiento, luego de oír las malas noticias, se trasladó a su hogar, para hablar con las últimas personas que tuvieron contacto con él. La mujer se enteró que Yorman en una heroica labor, salvó a dos amigos que lo acompañaban al río, antes de desaparecer entre las caudalosas aguas.

Al parecer, el joven acompañado de otros dos muchachos, de 12 y 9 años de edad, salieron a buscar limones en una de las casas cercanas al río, con tan mala suerte de encontrarse con un panal de abejas muy cerca de donde estaban.

Todavía no son claras las razones del por qué las abejas estaban tan agresivas en ese momento. Sin embargo, el miedo a ser picado por los insectos fue tal, que ambos jóvenes menores que Yorman Antonio, se lanzaron al río como medida de protección a las picaduras, pero ese día el río estaba más crecido que de costumbre.

“De por sí con estas olas invernales, el río ya está bastante peligroso para meterse, y ese trágico viernes, estaba peor porque había llovido los días anteriores, por eso el chico al ver el riesgo al que estaban expuestos sus amigos se lanzó sin pensarlo dos veces”, explicó una allegada a la madre.

Y así fue, en un valiente acto Yorman pudo sacar del afluente a ambos  menores que él, pero para infortunio de sus familiares, la incesante corriente del río fue más fuerte que el joven, quien desapareció en las aguas.

Una gestión propia

Su madre desesperada por comenzar la búsqueda, llamó tanto a la Defensa Civil como a los bomberos de inmediato, para que conocieran el caso y se reaccionara rápidamente a la situación. Pero a las 3:30 de la tarde de ese viernes, respondieron al llamado.

Según la allegada, que la acompañó durante la dramática experiencia de los últimos días, no hubo una respuesta solidaria por parte de las entidades rescatistas que acompañaron la búsqueda, y gran parte de la colaboración de la comunidad se la deben a un periodista de la zona que publicó la noticia en redes sociales.

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“La verdad, nos tocó llamar a personas voluntarias que nos ayudaran a buscar, y entre la madre y varias compañeras de trabajo que la estamos acompañando, reunir dinero para encargarnos de los refrigerios, la gasolina y el agua de quienes nos ayudaron a buscar, ambos días fueron así”, comentó.

Aun así, luego de dos largos días de búsqueda, la tarde del domingo finalmente el cuerpo del joven apareció en un sector conocido como Tres Bocas, en Tibú, a más de 20 kilómetros de distancia desde donde fue visto por última vez.

Muy poca empatía

La allegada señaló que debido a la nacionalidad venezolana tanto de la madre como del joven, los procesos para entregar el cuerpo y hacer la correspondiente sepultura, han sido muy demorados, afectando en especial a la fortaleza de la madre, quien no ha podido tener paz desde ese trágico viernes.

“Es que como la madre del joven solo tienen la partida de nacimiento venezolana, ese documento no es válido para ser reconocida en este país con ese parentesco, y usan otras formas que tardan más”, concluyó la fuente.

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Así mismo resaltó que no ha sido nada fácil para la madre, quien hasta el martes no había podido ni comer por la angustia y el dolor de haber perdido a su hijo.

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