Martínez mantiene una sonrisa latente que conlleva ilusión y satisfacción de haber sobrevivido al secuestro.
Pensar en poder volver a abrazar a sus seres queridos lo hace querer “brincar y gritar de alegría”, como lo expresó minutos después de que un líder del Eln lo devolvió a la comisión de la Defensoría, en medio de una zona boscosa y de un grupo de integrantes de esta organización rodeando el lugar.
Martínez Tapia lleva 13 años de servicio en el Ejército y está adscrito al Batallón de Construcciones Número 50.
Ayer, el soldado profesional llegó a las instalaciones de la Trigésima Brigada del Ejército donde lo esperaban sus superiores, compañeros y su tesoro más preciado: su esposa e hijos y demás familiares.
Cuando el uniformado sintió el recibimiento en medio de aplausos por los demás militares que rodearon el lugar, no pudo aguantar el emotivo momento, mientras en medio de lágrimas de felicidad abrió sus brazos para abrazar a sus hijos.