Daniel Alejandro Vega Ureña murió en el silencio y la oscuridad de las calles de la parte alta del barrio Nariño, en Villa del Rosario, pero su impacto trascendió fronteras y el dolor llegó hasta Venezuela.
Específicamente hasta San Antonio del Táchira, de donde era oriundo el joven, que trabajaba con su motocicleta, la que, desafortunadamente para él, fue el desencadenante de su muerte.
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En este trágico episodio ocurrido en la calle 6N con carrera 19, en la noche del pasado martes, 2 de diciembre, la versión preliminar apunta a que el joven, de apenas 25 años, fue asesinado en medio de un robo.
Al parecer, mientras lo intentaban despojar de su moto, habría puesto resistencia, ocasionando que los criminales le dispararan en una sola oportunidad, dejándolo tendido en la tierra y, aparentemente, llevándose el vehículo, pues cuentan algunos vecinos que vieron salir una pareja en una moto poco después del estruendo.
Lo siguiente que vieron fue al joven siendo trasladado al Hospital Jorge Cristo Sahium, gravemente herido por el impacto recibido. El frío de la noche y el mal estado de las vías acompañaron ese recorrido fatal de Dani, como era conocido el mototaxista y domiciliario.
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La noticia llegó hasta su tierra natal, allegados pasaron la frontera, atravesaron La Parada, donde laboraba principalmente Dani, llegaron hasta el centro asistencial, donde se congregaron, justo para recibir la mala noticia.
Dani, quien había aceptado un trabajo para ese barrio, resultó muerto de forma violenta tras un episodio más de inseguridad. Las autoridades llegaron al lugar de los hechos, pero había poco que pudieran hacer, allí reinó la ley del silencio, más allá de un par de detalles generales que llegaron a oídos de los uniformados. Sin testigos, ni cámaras de seguridad, el panorama parece complicado.
El luto se apoderó del sector J.J. Mora, específicamente en el barrio Rafael Urdaneta, de San Antonio, pues allí vivió el joven. Su otra gran pasión era el fútbol, pues él se hizo conocido como un amante del deporte, no solo de verlo, sino también de practicarlo en distintos torneos barriales y regionales, que enmarcó siempre con una sonrisa, según contaron.
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