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Históricos
Monumentos varios y olvidados
El Ferrocarril, la Columna de Padilla y la Columna de Bolívar— revelan la memoria ferroviaria, naval e independentista de la ciudad, así como el estado actual y el valor patrimonial de estas estructuras.
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La opinión
La Opinión
Sábado, 6 de Diciembre de 2025

1. Monumento del Ferrocarril

Bien conocida es la historia del Ferrocarril de Cúcuta, así que un breve resumen nos recuerda esta epopeya que surgió días después del terremoto que asoló la ciudad en 1875. Dicen las crónicas de la época que el 16 de marzo de 1876 se aprobó la propuesta de construir un ferrocarril que uniera a San José de Cúcuta con Puerto Villamizar nombre que ahora ostenta el antiguo puerto de San Buenaventura sobre el río Zulia, en una extensión de 62 kilómetros.

El ferrocarril fue inaugurado el 30 de junio de 1888, sin embargo, los primeros trayectos venían operando desde el 28 de octubre de 1880. La primera locomotora operativa, con un peso de 55 toneladas, fabricada por la compañía Baldwing LW, se llamó Colombia, con la que se iniciaron los viajes de ida y vuelta por esa ruta denominada por la empresa, la “línea Norte”. Posteriormente fueron llegando las otras locomotoras hasta completar un total de ocho que se mantuvieron en continuo trabajo en las tres líneas que operaron hasta su liquidación: línea norte, desde 1880 hasta 1960; línea sur, desde 1924 hasta 1936 y la línea a la frontera, desde 1893 hasta 1933.

También debemos recordar que estas locomotoras operaban el tranvía que funcionó en la ciudad entre las estaciones norte y sur desde 1887 hasta 1941 cuando el Concejo de Cúcuta autorizó el levantamiento de los rieles quedando así liquidado este tramo del Ferrocarril de Cúcuta.


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Del mismo modo como se utilizaron las grande locomotoras para la movilización de los vagones que se encaminaban por las tres rutas principales, cuando se dio al servicio el tranvía, la empresa adquirió un grupo de cinco de ellas, un poco más pequeñas y de menor  capacidad, que eran las que se necesitaban para el transporte de pasajeros y mercancías  entre las estaciones situadas en los extremos de la ciudad. Fueron estas locomotoras, que pesaban entre siete y quince toneladas, las que se conocieron con los nombres de La Pamplonita, La Táchira, La Floresta, la Torbes, La Tonchalá y La Grita, con las que se recorrían los 8.7 kilómetros que separaban los extremos de la ciudad.

Ahora bien, con esta introducción podemos dar inicio al tema del título de esta escrito: Monumento del Ferrocarril.
Este monumento se encuentra en una plazoleta anexa a la terminal de transportes de la ciudad, edificio donde en años pasados se hallaba la estación principal del ferrocarril. El monumento tiene como símbolo una locomotora, que dicho sea de paso, es una mala réplica, bastante desmejorada de alguna que fuera, en su época, lo que se presume, una locomotora.

La locomotora del monumento, como se dijo anteriormente, es una réplica de la que se llamó en su momento “Catatumbo” y está colocada sobre un pedestal que se asemeja a uno de los puentes de mampostería por donde circulaba el ferrocarril, especialmente por la línea sur, donde aún se aprecia alguno olvidado en el sector de Piedras Blancas, al fondo del abismo, por donde circulaba el tren que se dirigía a las estaciones del trayecto que culminaba en Tescua Diamante, después de la parada obligatoria en la estación de Bochalema, donde igualmente aún se yergue una desvencijada edificación que les recuerda a los viajeros que alguna vez existió un tren que los transportaba hasta esa localidad.

 

COLUMNA

 

2. La Columna de Padilla

Es uno de esos monumentos levantados más por el protocolo derivado de las acciones que llevaron a la total independencia del país que por su vinculación con la región. En honor a don José Fulgencio Padilla quien llegó a la categoría de Almirante, luego de ser un humilde boga, nacido en la población de Riohacha, capital de la Guajira colombiana. Producto de sus heroicas acciones durante la Batalla Naval de Maracaibo, fue el militar encargado de dirigir sus tropas en la derrota de los españoles y desterrarlos definitivamente de los mares patrios.

En 1923, el 24 de julio cuando se conmemoró el primer centenario de esa batalla, el gobierno departamental, el Concejo de Cúcuta y la Junta de Festejos Públicos, inauguraron el monumento. En la placa conmemorativa del evento, incrustada mirando hacia el norte, se lee la siguiente leyenda: “Homenaje a los vencedores en la gran Batalla Naval de Maracaibo, el 24 de julio de 1823”.

Este monumento se halla ubicado en el barrio El Contento, parte sur de la ciudad, sobre la vía de la Circunvalación. Se trata de una columna triangular, levantada por iniciativa del gobierno departamental para homenajear las gestas independentistas de ese año, diseñada por el ingeniero del municipio Fabio González Tavera y construido por el arquitecto Cristiano Ramírez.


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COLUMNA

 

3. La Columna de Bolívar

La columna del máximo prócer de la independencia regional, fue erigida en conmemoración del primer centenario de su nacimiento, el 24 de julio de 1883, en la loma donde se libró el combate del 28 de febrero de 1813, que recordemos fue la iniciación de la Campaña Admirable iniciada por Simón Bolívar para liberar los países hoy conocidos como “bolivarianos”.

La obra fue originalmente diseñada por el arquitecto Pedro T. Vega, por encargo de la Sociedad de Mejoras Públicas de Cúcuta y develada el 28 de febrero de 1956. La placa conmemorativa decía: “La Sociedad de Mejoras Públicas conmemora el triunfo de Bolívar en la batalla librada en esta colina hace 142 años, contra el coronel Ramón Correa, empezando el genio de su patria, su campaña llamada admirable de la guerra a muerte”.

Debido al temblor ocurrido el 18 de octubre de 1981, que produjo graves afectaciones a la columna, fue necesario demolerla para reconstruirla. El ministro de Obras Públicas y Transportes, Enrique Vargas Ramírez, se tomó el mayor empeño en la reconstrucción del monumento y con un nuevo diseño que incluye la colocación de un cañón de la época de la independencia, que apunta hacia la ciudad, se colocó una lápida aledaña en la que se lee escuetamente: “Ministerio de Obras Públicas y Transporte Enrique Vargas Ramírez, febrero de 1982”.

Las autoridades, los colegios y las fuerzas militares acostumbran a concurrir hasta el monumento, en solemne desfile, todos los años por esa fecha, para rendir homenaje de gratitud a los libertadores.


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