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Históricos
El logosímbolo de Cúcuta 250 años
No fue posible encontrar el citado logosímbolo, en ninguna de las publicaciones de la época; sólo se imprimió una estampilla conmemorativa.
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La opinión
La Opinión
Sábado, 3 de Mayo de 2025

Para conmemorar los 250 años de la fundación de Cúcuta, el presidente Belisario Betancur se comprometió a respaldar las peticiones que por cuatro mil millones de pesos le habían hecho la gobernadora Margarita Silva, el alcalde Álvaro Riascos, el presidente del Concejo de la ciudad, Enrique Cuadros y el presidente de la Asamblea Departamental Teodosio Cabeza Quiñones.
Entre las necesidades más apremiantes que se le planteó al primer mandatario estaban:
- La terminación y adecuación del hospital Erasmo Meoz
- La ampliación del acueducto actual
- Mejoramiento de la red vial del Departamento
- La dotación y ampliación de los centros universitarios de la capital del Departamento
- El establecimiento de una biblioteca pública piloto y
- El traslado de los restos del general Francisco de Paula Santander a la Villa del Rosario.

Para el desarrollo de las actividades conmemorativas de la fundación de la ciudad, se creó entonces, la ‘Corporación Cúcuta 250 años’, similar a la institución concebida años antes para celebrar el centenario de la reconstrucción de la misma, sólo que, en esta ocasión, lo primero que se definió, al igual que en el caso de la recuperación de ciudad, fue la escogencia de un logosímbolo que identificara a la Corporación, como lo fue en aquella ocasión, el Ave Fénix, y para ello, se convocó, el 29 de julio de 1982, a un concurso privado. Cinco personas acudieron a la invitación, Héctor Casas Molina, Elkin Uribe, Francisco Sayago, Jaime Pacheco y Antonio J. Ochoa  Cuberos.

En las condiciones del diseño se estipulaba que no existía un criterio definido para su desarrollo y que el plazo de presentación de la propuesta era el 16 de agosto de ese año. El premio para la propuesta seleccionada sería de cincuenta mil pesos. De buena fuente se sabía que los miembros del jurado calificador del concurso, además del director de la Corporación, eran Eduardo Assaf Elcure, Miguel Méndez Camacho, Mario Cuadros Ramírez y Fernando Buitrago.

El hecho es que desde el comienzo de la convocatoria se presentó un rosario de inconvenientes que, en conclusión, llevó al fracaso de esta actividad, según lo manifiesta uno de los participantes en ella. La primera dificultad consistió en fallas presentadas en la entrega de las invitaciones, toda vez que una de ellas no le llegó oportunamente a su destinatario y que luego de la reclamación pertinente, hubo de prorrogarse la fecha de entrega para el 30 de agosto. En esa fecha, reunido el jurado en horas de la noche, declara desierto el concurso, sin informar a la ciudadanía ni a los concursantes, las razones y fundamentos que motivaron esa decisión. Luego de mes y medio, el concursante anterior (que por razones de discreción no mencionaré su nombre) es llamado a una cita con el jurado, para que exponga su propuesta de diseño.

Terminada la reunión, el jurado luego de un corto debate, decide comunicarle que han reconsiderado la decisión inicial y adjudicarle el premio como ganador definitivo y único del concurso. Adicionalmente, le informan que en esos momentos no hay disponibilidad de recursos para pagar el premio ofrecido, pero que le prometen financiarlo en un futuro cercano.

Confiado en las palabras del director de la Corporación y con la satisfacción de haber obtenido el premio ganador, comienza el proceso de diagramación y financiación para la impresión y demás actividades concernientes a la edición del emblema, pero justo antes de su envío a prensa, el jueves 2 de diciembre, en las horas de la mañana, el periodista Jaime Calderón, miembro del jurado y Secretario Ejecutivo (e) de la Corporación, le comunica al interesado que los miembros de la Corporación han decidido a última hora revocar la decisión tomada con anterioridad y otorgar el premio al señor Eduardo Stapper. Ante estos hechos, el perjudicado envió una nota motivada a la Corporación, quejándose por el trato discriminatorio, pues el nuevo adjudicado no había participado ni cumplido con ninguno de los requisitos que se habían exigido en la convocatoria original. Esta es la versión publicada por el participante.

En respuesta a la misiva enviada por quien se había adjudicado, supuestamente, el premio ganador, la Corporación precisa algunos detalles que contradicen las afirmaciones del reclamante. Se lee en ella que el concurso fue declarado desierto el 24 de agosto, es decir 8 días después de cumplida la fecha de cierre de la convocatoria en acta suscrita por la totalidad de los miembros del jurado, y no el 30 de agosto como manifiesta en su carta el quejoso.

También se contradicen muchas de las afirmaciones citadas, empezando por la garantía que se tiene para el pago del premio, que por cincuenta mil pesos se había establecido para el ganador del concurso, recursos que habían sido aprobados en el presupuesto que la Contraloría había aceptado y se encontraban disponibles en una cuenta de ahorros en la Corporación Granahorrar de la ciudad, contradiciendo lo afirmado que no se disponía de los recursos para asignarlos al ganador del concurso.

En la misma contestación, el presidente de la Corporación le aclara al supuesto perjudicado, que con posterioridad a la decisión del jurado calificador de declarar desierto el concurso, dialogó con el participante contrariado y autor} de uno de los proyectos, sobre la posibilidad de una contratación directa mediante aprobación de la Junta Directiva opción que él consideró como una vía libre para desarrollar su idea.

Finalmente, se comunica que el 2 de diciembre, la Junta Directiva descartó definitivamente el proyecto puesto en marcha sin la debida autorización y acogiendo por unanimidad la propuesta de logosímbolo presentada por el señor Eduardo Stapper y comunicándole por escrito la decisión al interesado.

Remata el comunicado que la decisión sobre la escogencia del distintivo se realizó haciendo uso de las facultades legales y estatutarias y ciñéndose en lo previsto en su presupuesto de inversión.
No fue posible encontrar el citado logosímbolo, en ninguna de las publicaciones de la época; sólo se imprimió una estampilla conmemorativa que se muestra al final de esta crónica.

Redacción: Gerardo Raynaud D.
gerard.raynaud@gmail.com


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