De interpretar los pasos de Michael Jackson en ‘Thriller’, decidió dar un paso más allá y fundar su primera miniteca, manteniendo el estilo que lo caracterizaba.
“Comencé a hacer fiesticas sin cobrar nada, y luego cobraba mil o dos mil pesos”, contó Neira, quien usaba el equipo de sonido de su mamá para hacer mezclas con la música que escuchaba.
Pero su ambición lo llevó a ir más lejos: con solo 17 años, empezó a llamar a discotecas de la ciudad diciendo que era un DJ experimentado, con la esperanza de conseguir una oportunidad.
El nacimiento de Macro Efectus
La primera discoteca que le abrió las puertas fue La Media Naranja. Con su primer sueldo, compró un mezclador, pero la emoción le duró poco: 15 días después, unos ladrones entraron a su casa y se lo robaron.
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Desmotivado, pensó en abandonar la inversión en equipos. Sin embargo, su madre no le permitió rendirse. Con su apoyo, decidió ahorrar y, el 27 de enero de 1983, compró un nuevo equipo por cuotas en San Antonio del Táchira.
Una vez más, 15 días después, un obstáculo se interpuso en su camino: la devaluación del bolívar afectó la economía de la región, lo que provocó que lo despidieran de la discoteca. Sin embargo, su perseverancia lo mantuvo en pie.
“Organizaba fiestas de dos mil y tres mil pesos para pagar las cuotas”, recordó.
El año 1983 fue una prueba de resistencia para él. Durante esos meses, sufrió dengue tres veces. A pesar de todo, con el apoyo de su amiga Liliana, creó su nombre artístico: Efectus, inspirado en los efectos de sonido que tanto le gustaban y en el equipo de fútbol Juventus, del cual es fanático.
A medida que avanzaba en su carrera como DJ, sus influencias musicales crecieron. La miniteca venezolana Fuma Chin se convirtió en una de sus favoritas y lo inspiró a cambiar su nombre a Súper Efectus.
En 1986, tras presenciar una presentación de la miniteca Infierno en el Club Tenis de Cúcuta, quedó impresionado por el montaje del show. A partir de ese momento, decidió renombrarse como Macro Efectus, consolidando su identidad artística.
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El ascenso al éxito
El bogotano sacrificó noches de sueño y se perdió fechas importantes con su familia para alcanzar su meta. Sin embargo, su esfuerzo valió la pena: Macro Efectus se convirtió en un nombre reconocido en el mundo de las minitecas.
Las “guerras de minitecas” y los shows privados y públicos se volvieron parte de su rutina. Dependiendo de la magnitud del evento, organizaba sus espectáculos en tres niveles: Efectus, Súper Efectus y Macro Efectus.
Una de sus anécdotas más recordadas fue en una competencia con Infierno, donde decidió usar el montaje que solía emplear para eventos medianos. Aunque algunos dudaban de su estrategia, el resultado cautivó a los asistentes y consolidó su reputación.