Murió el domingo y con él se fue el último sobreviviente del Boom latinoamericano. Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura 2010 y figura insoslayable de las letras en español, falleció en su natal Perú a los 89 años, según informaron sus hijos a través de un comunicado.
La causa de la muerte fue una neumonía que se agravó en los últimos días, de acuerdo con el abogado y amigo íntimo del escritor, Enrique Ghersi.
“Su partida entristecerá a sus parientes, a sus amigos y a sus lectores”, menciona el comunicado familiar, que también anunció que no habrá ceremonia pública y que los restos del autor serán incinerados, conforme a su voluntad.
“Confiamos en tener el espacio y la privacidad para despedirlo en familia y en compañía de amigos cercanos”.
Con su muerte, se cierra un ciclo de la literatura del siglo XX y parte del XXI. Vargas Llosa fue una voz que conjugó ficción con pensamiento, narración con crítica social, imaginación con política.
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Su obra retrató la historia latinoamericana con una precisión punzante, desde los cuarteles peruanos hasta los salones de poder, pasando por los barrios más ásperos de Lima o las selvas de Brasil.
Un narrador con obsesión por el poder
Mario Vargas Llosa nació el 28 de marzo de 1936 en Arequipa, Perú. Estudió Letras y Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y luego se doctoró en Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid con una tesis sobre su entonces amigo Gabriel García Márquez.
El texto, que luego se publicó como ‘García Márquez: Historia de un deicidio’ (1971), analiza a fondo la arquitectura mítica de Macondo. Años después, el vínculo entre ambos escritores se rompería abruptamente con un episodio violento y jamás explicado.
Desde sus primeros libros, como ‘La ciudad y los perros’ (1963) y ‘La casa verde’ (1966), se consolidó como uno de los escritores más rigurosos y críticos de América Latina.
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Pero fue con ‘Conversación en La Catedral’ (1969) que dejó una huella literaria imborrable: una obra monumental que, a través de un largo diálogo en un bar, disecciona la corrupción moral y política de una dictadura peruana.
La pregunta que atraviesa el libro -“¿En qué momento se jodió el Perú?”- se volvió emblema generacional.
Político, polemista e intelectual
Vargas Llosa fue mucho más que novelista. En 1990 se lanzó a la presidencia del Perú y perdió en segunda vuelta ante Alberto Fujimori.
Dos décadas más tarde, mientras Fujimori era juzgado por crímenes de lesa humanidad, él era homenajeado con el Nobel de Literatura en Estocolmo. En su discurso recordó que aprendió a leer a los cinco años, en una escuela de Cochabamba, y que desde entonces la literatura le salvó la vida.
Liberal en lo político, progresista en lo moral, Mario defendió sin titubeos el pensamiento democrático en América Latina. Fue columnista de El País de España durante más de tres décadas y autor de ensayos como ‘La verdad de las mentiras’, ‘El pez en el agua’ y ‘La llamada de la tribu’.
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También fue un amante de las lenguas. En 2023, fue admitido en la Academia Francesa, convirtiéndose en el primer autor de lengua española en ocupar un sillón en esa prestigiosa institución fundada en 1635.
Un adiós sin discursos ni micrófonos
La última aparición pública del escritor se dio hace apenas unas semanas, cuando su familia compartió en redes sociales fotografías de un recorrido simbólico por Lima.
Junto con su nieto Leandro, visitó escenarios de sus dos últimas novelas: el barrio Cinco Esquinas, la Quinta Heeren y la casa donde nació Felipe Pinglo, ícono de la música criolla peruana y personaje de su última obra.
‘Le dedico mi silencio’ (2023), su novela final, fue un canto de amor a la cultura popular peruana, donde conviven valses, guitarras, serenatas y marginalidad.
Allí, Vargas Llosa entrelazó la vida de un soñador musical con los grandes temas que lo obsesionaron siempre: el poder, la identidad, el fracaso del proyecto latinoamericano.
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“Ser inmortal me parecería aburridísimo. Es preferible morirse. Lo más tarde posible, pero morirse”, dijo en 2022. Y así lo hizo: en silencio, pero sin abandonar nunca el lugar que eligió habitar hasta el final: la literatura.
Una relación cercana con Colombia
Aunque nació en Perú y vivió muchos años en Europa, Colombia fue parte importante de su vida profesional y personal. Su última visita a Bogotá fue en 2018, cuando participó en la Feria Internacional del Libro. Presentó ‘La llamada de la tribu’ y conversó con periodistas en la Biblioteca del Gimnasio Moderno. Aquel día, sólo se alcanzaron a formular cuatro preguntas: cada respuesta era una clase magistral.
Su obra fue ampliamente estudiada en universidades colombianas, y sus novelas, por su carga política y filosófica, han sido referencia para generaciones de escritores, críticos y lectores del país.
El escritor que no se rindió
Se le puede recordar por muchas razones: por haber retratado como nadie los engranajes del poder en América Latina, por haber escrito novelas inolvidables, por haber sido un pensador incómodo y apasionado, por haber defendido la literatura como un acto vital. Pero sobre todo, por haber confiado siempre en el poder transformador de las palabras.
Hoy, desde Colombia, desde cada biblioteca pública, desde cada rincón donde se lea un libro suyo, Vargas Llosa sigue vivo. Porque como él mismo escribió: la literatura es fuego.
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