El trastorno dismórfico corporal es una condición de salud mental que afecta con mayor frecuencia a las mujeres que a los hombres. Los padres de familia deben estar atentos a los signos de alerta, ya que los síntomas de este trastorno suelen manifestarse en la adolescencia o en la adultez temprana, momentos en los que se desarrolla la identidad y el cuerpo experimenta diversas transformaciones.
Las personas con trastorno dismórfico corporal no pueden dejar de pensar en defectos percibidos en su apariencia, lo que les genera sentimientos de vergüenza y ansiedad. Su preocupación por la imagen física es intensa y pueden revisarse constantemente en el espejo en busca de tranquilidad. Sin embargo, esta búsqueda de perfección se convierte en un sufrimiento emocional que repercute en su vida social y emocional.
Como consecuencia, muchas personas recurren a procedimientos estéticos, quirúrgicos y no quirúrgicos, para intentar “corregir” aquello que no les gusta. Aunque inicialmente pueden experimentar satisfacción o una reducción en la angustia, con el tiempo la ansiedad regresa y encuentran un nuevo defecto que desean modificar.
Este trastorno puede ser tratado con terapia cognitivo-conductual y, en algunos casos, con medicación. En los últimos años, ha cobrado protagonismo en la conversación digital gracias a los testimonios de figuras del entretenimiento como Megan Fox, Tini Stoessel, Robert Pattinson y Lili Reinhart, entre otros. Además, la película La sustancia, estrenada a finales de 2024, ha abordado esta temática desde una perspectiva cinematográfica.
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Expertos de la Clínica Mayo explican que “no se sabe específicamente qué causa el trastorno dismórfico corporal. Puede ser el resultado de una combinación de factores, como antecedentes familiares, anomalías en el cerebro y evaluaciones o experiencias negativas sobre el cuerpo o la imagen que se tiene de uno mismo”.
Síntomas trastorno dismórfico corporal:
- Preocupación extrema por un defecto percibido en la apariencia.
- Creencia de que dicho defecto es real y evidente.
- Sensación de que los demás observan y critican negativamente la apariencia.
- Conductas repetitivas para tratar de ocultar o corregir el defecto percibido.
- Intentos de disimular los supuestos defectos con maquillaje, ropa o determinados estilos.
- Comparaciones constantes con la apariencia de otras personas.
La dismórfia corporal comienza en los primeros años de la adolescencia y afecta tanto a hombres como a mujeres.
Factores de riesgo del trastorno dismórfico corporal:
- Tener parientes consanguíneos con trastorno dismórfico corporal o trastorno obsesivo-compulsivo.
- Experiencias de vida negativas, como burlas en la infancia, negligencia o abuso.
- El perfeccionismo como rasgos de personalidad.
- Presión social o expectativas de belleza.
- Tener otra afección de salud mental, como ansiedad o depresión.
- Baja autoestima.
- Trastorno obsesivo compulsivo.
- Trastornos de alimentación.
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Las zonas del cuerpo que suelen generar mayor preocupación en quienes padecen este trastorno incluyen el rostro, la nariz, la piel, las arrugas, el acné, el cabello o el tamaño de los senos.
Síntomas trastorno dismórfico corporal:
- Preocupación extrema por un defecto percibido en la apariencia.
- Creencia de que dicho defecto es real y evidente.
- Sensación de que los demás observan y critican negativamente la apariencia.
- Conductas repetitivas para tratar de ocultar o corregir el defecto percibido.
- Intentos de disimular los supuestos defectos con maquillaje, ropa o determinados estilos.
- Comparaciones constantes con la apariencia de otras personas.
La dismórfia corporal comienza en los primeros años de la adolescencia y afecta tanto a hombres como a mujeres.
Factores de riesgo del trastorno dismórfico corporal:
- Tener parientes consanguíneos con trastorno dismórfico corporal o trastorno obsesivo-compulsivo.
- Experiencias de vida negativas, como burlas en la infancia, negligencia o abuso.
- El perfeccionismo como rasgos de personalidad.
- Presión social o expectativas de belleza.
- Tener otra afección de salud mental, como ansiedad o depresión.
- Baja autoestima.
- Trastorno obsesivo compulsivo.
- Trastornos de alimentación.
Las zonas del cuerpo que suelen generar mayor preocupación en quienes padecen este trastorno incluyen el rostro, la nariz, la piel, las arrugas, el acné, el cabello o el tamaño de los senos.
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