Por primera vez en la historia de los premios Óscar, los reconocimientos más importantes de la industria cinematográfica, una cucuteña podría estar entre las nominadas en la categoría de Mejor Documental Corto.
Se trata de Juliana Peñaranda-Loftus, quien en entrevista con La Opinión, relató que se encuentra en la carrera para ser una de las finalistas en la 93a ceremonia y poder obtener la estatuilla dorada en esta categoría con ‘The Crossing’, un documental de 40 minutos enfocado en la frontera colombo-venezolana, específicamente en el intento de entregas de ayuda humanitaria a Venezuela en febrero de 2019. Lo que nunca esperó el equipo de trabajo del documental fue encontrar el caos que se produciría en ese momento, en el que tuvo lugar el concierto benéfico Venezuela Aid Live, organizado por el empresario Richard Branson.
“Estoy orgullosa de que este documental haya sido calificado dentro del Óscar. Esta es una película que inspira solidaridad y generosidad entre países, es una historia de hermandad entre ciudadanos de diferentes naciones”, expresa Peñaranda-Loftus, para quien lo vivido en la frontera fue una sorpresa, pues a pesar de todo lo que estaba pasando con la migración, era un tema que no conocía en su verdadera dimensión.
Cuando todos los medios de comunicación a nivel nacional e internacional centraron el foco de atención en esta situación, la cucuteña supo que era el momento exacto para regresar a su tierra natal y ponerse ‘manos a las obras’.
El documental se complementa con los testimonios de refugiados y activistas venezolanos, entre otros, que dan voz a la crisis social venezolana, presentando a su vez un retrato conmovedor del conflicto, el sufrimiento, la generosidad y el poder del espíritu humano.
“Esta es la mayor crisis de refugiados en la historia de América Latina y mi compromiso al llevar mi trabajo al público es asegurar que esta realidad siga ocupando un lugar destacado en la agenda principal de Derechos Humanos. Necesitamos conseguir más apoyo para la búsqueda de soluciones que beneficien a Colombia en el manejo de la crisis y así poder apoyar de mejor manera a nuestros hermanos venezolanos”, asegura Peñaranda-Loftus.
Camino al Óscar
El documental inició su ciclo de exposición en Canadá, en el Vancouver International Film Festival, donde se proyectó por primera vez el trabajo final; después pasó al San Luis International Film Festival, un evento que también es calificado por los Premios Óscar; de ahí su camino continuó en el Bangkok International Film Festival en Tailandia y el último al Holly Shorts, en Los Ángeles.
Para la directora cucuteña, el proceso de adaptación frente a la COVID-19 también ha influido en todo el proceso final.
“Fue un cambio, pero como todos, nos estamos adaptando, ahora tenemos que seguir apoyándonos con la virtualidad. En estos momentos ya fuimos aceptados en la carrera oficial por los premios, lo más difícil es calificar y lo hicimos”, dice.
El segundo filtro es en febrero, con la elección de 10 finalistas y de estos se escogen los cinco mejores, que son los que lucharán en la competencia final.
“Seguimos y seguiremos haciendo cine. Es muy gratificante ver todo el talento y aprendizaje que ha logrado el país en la última década y espero que todo este proceso continúe para seguir creando nuevas producciones y motivar a los futuros profesionales en que se arriesguen y sigan sus sueños”, señala.
Un proceso de aprendizaje
Juliana Peñaranda-Loftus, vive en Estados Unidos desde 1998, país que le ha permitido desarrollar su carrera como productora de largometrajes y directora de documentales.
Esta no es la primera vez que la cineasta cucuteña usa su lente para crear y mostrar al mundo una historia reconocida, ya que desde 2001 ha hecho largometrajes, documentales y otras producciones que han tenido éxito internacional. Después del 11 de septiembre de 2001, viajó a Afganistán para filmar, dirigir y producir su primer documental en nombre de Aid Afganistán, organización que trabaja por la educación de las mujeres. Este proyecto le ayudó a entender el poder del documental como herramienta social para traer cambios a las comunidades y exponer a otras culturas problemáticas internacionales.
Además, ha producido varias películas de ficción para el director James W. Hausler como ‘Suicide Trip’, ‘Wild 7’ y ‘Kalamity’, cuya compañía de producción Beat Pirate Films es co-productora de ‘The Crossing’.
En 2009, Juliana fundó su propia productora: Hidden Village Films, desde la cual produce y dirige películas con historias sociales. En 2012, fue una de las ocho mujeres invitadas por el American Film Institute (AFI) para participar en el Taller de Dirección para Mujeres.
Produjo y codirigió ‘Landfill Harmonic’, un largometraje publicado en 2016 el cual estuvo invitado a más de 300 festivales de cine en el mundo. La película fue exhibida por HBO US, HBO Ole Latin America, Vimeo, Aljazeera y otros medios.
“Uno de mis sueños futuros es volver a filmar y hacer una película de ficción en Colombia, además de recorrer el mundo y relatar las diferentes crisis de refugiados”, puntualiza la cucuteña.