Desde que fue elegida Señorita Antioquia en 2024, Catalina Duque Abréu tenía claro que los reinados de belleza ya no generan el mismo furor que antes. Sin embargo, su meta ha sido cambiar esa percepción.
Más allá de la pasarela y el maquillaje, la comunicadora social antioqueña demuestra que una corona puede ser una herramienta para transformar comunidades.
“Para ponerse maquillaje y tacones cualquiera puede hacerlo, pero realmente construir país y ser un ejemplo positivo es lo interesante de este concurso”, dijo Catalina meses antes de coronarse Señorita Colombia, título que devolvió a Antioquia la gloria luego de 28 años.
Hoy, convertida en una figura inspiradora, Catalina se prepara para representar a Colombia en Miss Internacional 2025, que se celebrará en Japón.
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El certamen, cuya final será el 27 de noviembre, se caracteriza por resaltar la labor altruista de las participantes.
Duque viajó esta semana al país asiático y, aunque no alcanzará a entregar su corona en Cartagena, espera dejar en alto el nombre de Colombia con un mensaje de servicio y liderazgo.
Durante este año, la reina ha enfocado su preparación no solo en pasarela y estilismo, sino en oratoria, formación cultural y proyectos sociales.
“Miss Internacional busca lo mismo que el Concurso Nacional de Belleza: servicio social, trabajo con comunidades y gobiernos, y un mensaje de transformación”, explicó.
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Su proyecto se basa en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4 de la Unicef: educación de calidad, y se apoya en tres pilares. El primero es ‘The Golden Club’, un pódcast donde entrevista a personas que inspiran con su ejemplo. “Siento que se educa a través del ejemplo”, afirmó.
El segundo pilar es el libro infantil ‘La reina dorada’, más que belleza, acompañado de una muñeca artesanal y un cuaderno de actividades que rescatan la identidad cultural del país y estimulan la creatividad infantil. El tercero, una canción que busca empoderar a las mujeres y resaltar la autoestima femenina.
Todo esto se complementa con su trabajo junto con el Concurso Nacional de Belleza, con el que ha recorrido diferentes regiones llevando mensajes educativos y de transformación social.
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“Ser Señorita Colombia me ayudó a descubrir mi verdadera vocación. He trabajado sin descanso, pero me recargo con los abrazos y sonrisas de los niños. Me llena el alma”, expresó la reina, convencida de que su propósito va más allá de los reflectores.
Frente a las polémicas recientes del mundo de los reinados, Catalina se muestra reflexiva: “En este mundo ha entrado cierta oscuridad, pero también es necesario. Nos ayuda a ver qué está bien y qué debe cambiar. El Concurso Nacional de Belleza lleva más de 91 años promoviendo un propósito social, y esa debe seguir siendo su esencia”.
Desde Japón, Catalina Duque no solo busca una nueva corona, sino reafirmar su mensaje: la belleza verdadera no se mide en centímetros ni pasarelas, sino en la capacidad de inspirar y servir.
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