De acuerdo con cifras de Migración Colombia, más de 1,7 millones de ciudadanos venezolanos se encontraban en Colombia en enero de 2021. Esta población ha ingresado al país principalmente en los últimos 5 años y se concentra la mayoría en edad productiva, realizando el proceso migratorio en especial en la búsqueda de empleo y para acompañar otros miembros del hogar.
Según Cálculos del Observatorio del Proyecto Migración Venezuela 2019, con base en encuesta a migrantes venezolanos en Colombia, nueve de cada diez de las personas encuestadas reportó que la escasez de alimentos fue una de las principales razones por las que salieron de Venezuela. La segunda razón de importancia fue la necesidad de buscar mayores recursos económicos para sostener a la familia, algunas necesidades médicas, y la falta de educación para sus hijos.
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El 11% de los migrantes que llegan a Colombia, se ubican en el departamento de Norte de Santander. Cúcuta es el municipio que concentra al mayor número de población migrante que ingresa al departamento de Norte de Santander: el 58,6% del total.
Por Villa del Rosario entran a diario alrededor de 35.000 personas, de las cuales un 89% corresponde a población pendular, es decir, que ingresa y regresa a Venezuela bien en el mismo día o máximo en los dos o tres días siguientes para abastecerse de alimentos, medicinas y/o visitar a familiares.
Si bien el destino más deseado es Bogotá, muchos de ellos se quedan en Cúcuta o Villa del Rosario para estar más cerca de los familiares que dejaron atrás o, simplemente, porque no tienen información ni medios para buscar otros destinos dentro o fuera de Colombia.
La manera en cómo se ha llevado el proceso migratorio a lo largo de los últimos años ha determinado características particulares en esta población en términos laborales, por ejemplo, el proceso de regularización de los venezolanos es un factor influyente para la toma de decisiones de esta población, puesto que el 56% de los venezolanos -cifra enero 2021- se encontraban en condición irregular, es decir, no cuentan con el PEP, incidiendo sustancialmente en las exigencias que puedan hacer al empleador, además de las dificultades para validar sus estudios y competencias.
Esta misma falta de regularización ha llevado a que la población migrante venezolana busque empleos similares al que busca el colombiano, teniendo este último mayores oportunidades en otros sectores, puesto que la misma regularización en el país impide que los migrantes accedan a empleos como en el sector público o como empleadores.
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Así mismo, la búsqueda de trabajo es de forma casi aleatoria a través de la ayuda de familiares o amigos, y este trabajo predomina en la participación en actividades que presentan un mayor grado de informalidad, tales como comercio, restaurantes y hoteles y construcción, cabe mencionar que estos son los sectores más afectados por la pandemia.
Sin duda alguna, la informalidad es un rasgo del mercado laboral que afecta tanto a la población nacional como la foránea, teniendo una mayor repercusión en esta última, la cual ha generado condiciones laborales precarias, en términos de remuneración, jornadas laborales y poco acceso a servicios esenciales.
Frente a esta problemática, a partir de mayo de 2021 y gracias a la expedición del Estatuto Temporal de Protección de Migrantes Venezolanos (ETPV), el Gobierno nacional empezó el registro para otorgar el Permiso Especial de Protección a todos los migrantes y refugiados residentes en Colombia que no cuentan con una visa o estatus de refugio.
Esta medida, entre otras cosas, busca solucionar parte de los problemas del estatus migratorio irregular, entre ellos, el acceso al mercado laboral colombiano. De esta manera, sin regularización, no se puede hablar de la integración de esta población, además tampoco se puede dar un reconocimiento a sus derechos.
Sumado a la situación a la que se enfrentan los migrantes venezolanos para acceder al empleo y las razones por las cuales los llevaron a migrar de su país, se encuentra que una gran cantidad de ellos viven en condiciones de pobreza y presenta mayor probabilidad de desempleo que los colombianos de acuerdo con el Banco Mundial.
Si bien existe una migración pendular que resulta siendo la mayoría, población que viene al territorio nacional colombiano para la compra de bienes en Colombia y el empleo por un corto periodo de tiempo, muchos otros migrantes optan por establecerse en ciudades como Cúcuta, situación que lleva a que las personas realicen un gasto en las ciudades.
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Aunque no se cuenta con un dato exacto que permita saber el aporte que ha tenido la migración venezolana sobre el gasto en bienes y servicios, de acuerdo con un estudio realizado por Raddar para Usaid/ACDI-VOCA, a 2019 un migrante venezolano había autodeclarado que entre el 80-90% de sus compras fueron alimentos, mientras que el colombiano promedio había manifestado que el 70% de sus compras eran alimentos. El mayor peso de los alimentos dentro de las canastas de consumo tiende a asociarse con menores ingresos en los hogares, esto lleva a que se priorice el gasto en ciertas canastas.
De esta manera, a pesar de que esta población migrante no llega en las mejores condiciones al país, bajo sus condiciones establece nuevos hogares en la ciudad de Cúcuta.
Si bien no se cuenta con un dato exacto sobre el impacto de la población migrante, está población claramente ha tenido un efecto en el gasto de los hogares en la ciudad, lo que se puede evidenciar desde más o menos el 2019 cuando el gasto de los hogares en Cúcuta empezó a crecer a un mayor ritmo que el nacional, pero este crecimiento impulsado principalmente por lo que se puede llamar “lo necesario”, ya que el gasto tiende a concentrarse en alimentos para el hogares y vivienda (por el pago de arriendo y servicios públicos).
De igual manera algo que se pudo ver reflejado en el gasto de ciudad de Cúcuta, fue que en el 2020 cuando el gasto de la mayoría de las ciudades registraron grandes caídas como consecuencia de la pandemia, el gasto en la ciudad de Cúcuta, a pesar de que cayó, registró unos buenos niveles, lo cual llevaría a pensar de que a pesar de los cierres que hubo en la frontera con Venezuela, de alguna manera se logró tener algún tipo de comercio entre los dos países y generó que la caída no fuera tan grande.
Además de que el gasto de la ciudad parece verse beneficiado por el mayor número de hogares que hay gracias a los migrantes, también se puede decir que se ve impulsado por las personas que siguen viviendo en Venezuela, pero sus compras habituales las hacen en Colombia.
Con un proceso de formalización de permisos dirigido a población migrante para acceder al empleo formal en marcha, se esperaría que esta población pueda acceder a empleos mejor remunerados que le permita así mismo, adquirir otra clase de bienes y servicios y por supuesto mejorar su calidad de vida.
Por Alejandra Acosta, Daniela Ramírez y Andrea García / Raddar
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