Portando su credencial de representante a la Cámara por la curul de paz del Catatumbo, el exdefensor regional del Pueblo, Diógenes Quintero, aclaró las dudas respecto a su elección, la cual fue cuestionada por sus contendores, quienes aseguran que no se sienten identificados como víctimas con su designación.
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El expersonero de Hacarí se refirió a sus retos al representar a las víctimas del conflicto armado en esta subregión nortesantandereana, y clamó por la unión con los antiguos candidatos para impulsar la mayoría de propuestas que estaban sobre la mesa.
La Opinión dialogó con Diógenes Quintero, quien respondió a estos y otros interrogantes sobre su designación como representante a la Cámara por los próximos cuatro años.
¿Qué significa ser el ganador de esta primera curul de paz que tiene el Catatumbo?
Es un reto. Soy consciente de la gran responsabilidad que tengo con la región, con las víctimas en el Catatumbo y con el territorio. Hay una expectativa alrededor de que con esta representación podamos lograr ser visibles ante el Gobierno Nacional, ser mirados con respeto, con dignidad, que la inversión social llegue a la región, que haya una verdadera defensa y representación del Catatumbo.
Estas curules fueron diseñadas para las víctimas del conflicto y quienes aspiraban tenían que ser víctimas y representar en esencia eso. ¿Usted cumplía con esos requisitos para aspirar?
Yo soy de Hacarí, soy campesino de una vereda que se llama Agua Blanca, allá nací, crecí, allá está mi familia, allá estudié, mi papá fue presidente de la JAC por más de 28 años, mi familia fue desplazada en dos ocasiones. Yo después, ya siendo personero, también tuve hechos en los que tuve situaciones en el marco del conflicto como desplazamientos y amenazas, incluso tuve un atentado en mi casa en Hacarí siendo personero. Soy un campesino que tuvo la oportunidad de estudiar, que gracias al esfuerzo de mi papá pude ir a la universidad, por eso soy abogado, lo que me sirvió para ser personero y defensor del pueblo.
Una de las críticas son sus apoyos recibidos, ¿usted estaba respaldado por maquinarias políticas?
Definitivamente no. Realmente es un chisme, ni encuentra como refutarlo uno. Mi campaña sí estuvo respaldada por líderes de la región, por líderes sociales del Catatumbo, por comunales, por gente de la región que ha hecho política, pero ningún partido político, ningún parlamentario estuvo en todo eso.
Algunos candidatos manifestaron su inconformismo y aseguraron no sentirse identificados con usted como un representante de las víctimas, ¿a qué cree que se debe ese mensaje?
Entiendo que son candidatos que perdieron. El llamado que les hago es a que trabajemos juntos, que nos unamos. Yo he dicho que no pensamos igual, seguramente no vemos el Catatumbo de la misma manera, pero sí hay unos temas fundamentales y puntos que nos unen como región y sobre esos temas tenemos que trabajar, tenemos que unirnos para sacar esta región adelante. La curul de paz tiene ocho años de vigencia y se acaba, es decir, son ocho años que nos da el Acuerdo de Paz para que de alguna manera llegue a esta región la inversión social, la integralidad del Estado y se enfrente esa falta de acceso a los derechos fundamentales que históricamente ha sucedido.
¿Cuál es esa labor que le destacan a usted en defensa de las víctimas de la región?
Cuando yo llegué de personero a Hacarí, en 2012, se tenían registradas cerca de 170 víctimas, y cuando salí, en el 2018, quedaron registradas más de 9.000. Eso es solamente una cifra, pero el trabajo ha sido de 10 años precisamente con organizaciones de víctimas, con víctimas, atendiéndolas día a día, escuchándolas, trabajando por ellas para que el Estado restablezca sus derechos y cumpla con la responsabilidad que tiene de reparar el daño que se les ha causado en el marco del conflicto armado.
¿Por qué se da ese aumento en la cifra?
Lo único que se logra es un registro, pero a la vez es la puerta de entrada hacia los derechos que tienen las víctimas en la política institucional. Esa cifra no aumentó porque en esos años hayan sido víctimas, sino porque antes no habían podido acceder al registro, no sabían cómo hacerlo, entonces llegó un personero que generó confianza en la comunidad, eso ha sido una cosa que ha caracterizado mi trabajo de años en la región, con disposición. La verdadera vocación de un servidor público es servirle a la gente.
¿Eso demuestra que sí hay un reconocimiento hacia usted como un verdadero representante de las víctimas?
Fueron 5.700 y algo de votos y eso demuestra que una parte de la población víctima del conflicto armado del Catatumbo cumplió, me acompañó y hoy voy a ser el representante de todas las víctimas del Catatumbo. Vamos a trabajar con todos, siempre hemos sido respetuosos de que detrás de cada candidatura que había no estaban electores, sino víctimas, y que ahora nos corresponde generar consensos y unidad alrededor de lo que necesita esta región, por lo que tenemos que aprovechar esta representación propia.
¿Qué tan difícil fue hacer esa campaña y llegar a esas comunidades?
Las dificultades tuvieron que ver con la pedagogía, solo la hicimos los candidatos, porque lo primero era llegar a decirles qué era la curul de paz y demás. Otro tema fue la falta de financiación pública, que se anunció pero nunca se logró por todas las dificultades registradas, por la falta de reglamentación y por la exigencia de una póliza que ninguna aseguradora quiso dar por ser una zona de conflicto.
¿Usted cree que podría hacerse un trabajo con la bancada de Norte de Santander en el Congreso?
Yo lo decía antes de estas elecciones y miraba ejemplos de otros departamentos donde las bancadas se unen independientemente del partido que sea. Creo que eso ha faltado aquí en Norte de Santander, uno no ve la bancada unida en una causa en algún momento y echando para adelante, entonces yo digo esta es una oportunidad, obviamente para Norte de Santander y para el Catatumbo en particular. Yo siempre he dicho que habrá paz en el Catatumbo y en Colombia el día que un campesino cualquiera pueda ser dueño de su tierra, producir en el campo y con lo que produzca darles estudio a sus hijos, porque el campesino no quiere ni siquiera enriquecerse, quiere es vivir tranquilamente.
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