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Editorial
Salir a vender a Cúcuta
Lo cierto es que no podemos quedarnos de brazos cruzados. Hay que salir a vender a Cúcuta.
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La opinión
La Opinión
Lunes, 25 de Agosto de 2025

 

La reciente estadía en Cúcuta de una misión de empresarios alemanes que vino a auscultar las posibilidades de inversión que ofrece la región abre un interesante debate.

¿Por qué el municipio no cuenta con una especie de oficina para vender la ciudad en el exterior? ¿Y qué incentivos especiales existen para atraer la inversión?

Ambas estrategias son esenciales para darle paso a la industrialización y, de ahí, a la generación de empleo formal, para así llegar a una real dinamización de la economía local. Esa dependencia debería preparar portafolios de posibilidades y, ya sea usando la Casa de Norte de Santander en Bogotá, establecer contacto con las embajadas.

Trabajando de la mano de la Cámara de Comercio, de los gremios económicos y con el apoyo de las universidades de la región, esta especie de “cancillería cucuteña” abriría tanto alternativas para que florezca la inversión extranjera como también para impulsar la apertura de nuevos mercados.

Se trata entonces de una política pública local de fortalecimiento del tejido empresarial, el crecimiento de la empleabilidad formalizada y más alternativas para que renglones como el turismo igualmente entren en una nueva dinámica. Una gestión de esa naturaleza abre puertas y facilita contactos para que más misiones empresariales y oficiales de otros países tengan en su agenda a esta región.

Porque, obviamente, hay que plantear las opciones que genera el hecho de estar en la frontera y que, en ese sentido, Cúcuta pueda ser la base de empresas internacionales para atender el mercado de dos países. Al mostrar, además, la ventaja de contar con el régimen franco, por ejemplo, se ofrece otra alternativa que puede llamar la atención de inversionistas extranjeros interesados en expandirse.

Pero esa apertura hacia la conquista de empresarios internacionales debe ir urgentemente acompañada de la materialización del siempre esperado y anhelado proyecto del centro de exposiciones, por su acción complementaria.

Lo cierto es que no podemos quedarnos de brazos cruzados. Hay que salir a vender a Cúcuta. Preparar propuestas técnica y financieramente sustentadas. Dar a conocer las potencialidades. La región tiene que dejar atrás años de complejas situaciones y enfocarse en una especie de internacionalización para que nuevos capitales, más compradores y potenciales visitantes la tengan en su ruta.

Pero, al mismo tiempo –y eso debemos entenderlo–, hay que reclamarle al Gobierno nacional que, para el logro de resultados favorables, es necesario que la seguridad sea devuelta a la ciudad y al departamento, puesto que ahí podría estar el talón de Aquiles que reste fuerza a una acción tan importante como esa.

Que Cúcuta y los municipios del área metropolitana lograran la fructificación de un plan como el reseñado, donde la gestión y la planeación estén en el primer peldaño, representaría una era de progreso y desarrollo social y económico que ayudaría a enfrentar problemas como el desempleo, la informalidad, la pobreza y la desigualdad.


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