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Editorial
Más complicación para la movilidad
El desarrollo tecnológico no debe de complicarle la vida al ciudadano sino facilitarle su interacción en la ciudad.
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La opinión
La Opinión
Viernes, 25 de Julio de 2025

Las ciclorrutas de Cúcuta que en muchas oportunidades no son bien utilizadas ahora podrían convertirse en áreas de alto riesgo de accidentalidad.

La Ley 2486 de 2025 dispuso regulaciones para los vehículos livianos como se les conoce a bicicletas eléctricas, patinetes eléctricos y algunas  motocicletas eléctricas tipo scooter.

Pero a esa medida hay que hacerle un examen crítico porque de lo contrario las ciudades colombianas  irán a soportar nuevos inconvenientes dentro de la movilidad con el agravante de probables aumentos en las tasas de accidentalidad.

Facilitarles a los ciudadanos que cuenten con elementos y rutas para su traslado sostenible de un lugar a otro no puede llegar a implicar que  no se deban cumplir requisitos mínimos ni tampoco que vayan a volverse en generadores de atascos ni en competidores desenfrenados frente a quienes originalmente usan las ciclovías como son los ciclistas.

Por lo tanto, al convertirse en usuarios asiduos de las calles y avenidas urbanas, quienes conduzcan esos llamados vehículos livianos deberían tener licencia o permiso para su uso y en eso tienen que comenzar a pensar las autoridades de tránsito.

La razón es obvia. Para que todo esto no termine en más complicaciones para la movilidad urbana, quienes utilicen esos equipos impulsados por electricidad tienen la obligación de conocer, obedecer  y aplicar las normas del Código de Tránsito.

Teniendo presente que no todas las ciudades capitales ni los municipios cuentan con grandes extensiones de ciclovías, pero en cambio sí empieza a aumentar la presencia en las calles de bicicletas eléctricas y de los patinetes, no debe descartarse que deban tener una póliza parecida a la del SOAT.

¿Por qué? Dos hechos hay que tener presente: uno que son usuarios que pueden  verse envueltos en accidentes y que también los puede provocar.

Se hace urgente la gestión por parte de las alcaldías y de sus respectivas autoridades de movilidad, ya sean municipales o metropolitanas, para prevenir desde ya cualquier clase de inconveniente, por los dificultades que, por ejemplo, se puedan generar en el sistema de salud.

Al entrar ellos en las rutas hoy exclusivas para los ciclistas es indudable la urgencia de que tengan por lo menos uno de los requisitos anteriormente enumerados, para que no vayan a caer en excesos ni a involucrarse en situaciones peligrosas para la vida de ellos, de los ciclistas y de los peatones.

¿Cómo se irá a garantizar que no excedan la velocidad permitida? ¿Cuál será la suerte de los usuarios de la bicicleta frente a esos nuevos competidores? ¿Qué hacer ahora para que la siniestralidad vial no se incremente?

Mientras que las autoridades respectivas implementan las medidas necesarias para que hay una estricta reglamentación de esa medida, viene entonces una tarea más para la Policía de Tránsito y los alféreces de Cúcuta, con el fin de evitar que ahora las ciclorrutas se atiborren de motocicletas circulando por ellas.

Pero además, también deben acordarse del transeúnte que ya ha perdido mucho espacio público y ahora tendrá más complicaciones para cruzar.  El desarrollo tecnológico no debe de complicarle la vida al ciudadano sino facilitarle su interacción en la ciudad.


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