El 22 de marzo en el planeta se celebró el Día Mundial del Agua, que para el caso específico del Gran Santander tiene un significado especial porque se relaciona directamente con nuestra fábrica natural productora del preciado líquido, como lo es el páramo de Santurbán y las cuencas de los ríos que bañan la región.

Es inmensa la tarea que nos corresponde seguir haciendo para prevenir que nuestras fuentes hídricas desaparezcan o se contaminen y ante la llegada de un periodo árido haya necesidad de un éxodo masivo por motivos directamente relacionados con un hecho catastrófico como ese.

Es indispensable que los habitantes de Norte de Santander tengan presente datos relevantes como que dicho territorio paramuno surte los acueductos de 48 municipios, 15 de Santander y 33 de esta región del país, entre los que se encuentran Bucaramanga y Cúcuta.

En términos poblacionales estamos hablando de unos 2.2 millones de habitantes y en cuanto a distribución de Santurbán, el 73% se encuentra en Norte de Santander y  el 27% en Santander.

Al hilvanar de esta manera encontramos que debemos ponernos la camiseta de la conservación de nuestro páramo como un ecosistema productor perenne del agua requerida para la vida diaria.

El contar con un tesoro de esta naturaleza en que se encuentran 293 especies de fauna, varias de ellas en peligro de extinción, 457 variedades de plantas y un complejo hídrico de 26 lagunas, es una fortaleza de alta valía para la región del Gran Santander que, insistimos, hay que cuidar de manera obsesiva si se quiere, para que siga siendo un escenario de vida.

Como todo va encadenado, sin duda hay que trabajar porque muy pronto las plantas de tratamiento de aguas residuales para los ríos Pamplonita y Zulia, sobre las que existen suficientes estudios y diagnósticos se construyan para salvar de la contaminación a estos dos importantes afluentes del área metropolitana de Cúcuta.

Todavía sigue resonando lo planteado hace un tiempo por un ministro de Vivienda quien al tratar el asunto de las PTAR advirtió que Norte de Santander es igual al África Subsahaariana porque el 95% de las aguas residuales caen a los ríos sin haber sido tratadas.

Es una etapa que debemos superar  tanto en materia de saneamiento básico como de salvamento de los emblemáticos ríos y que de Cúcuta no vuelvan a decir esto: “es la única ciudad capital del país, con más de 500.000 habitantes que no tiene planta de tratamiento de aguas residuales. Está en cero”.

¿Cuándo empezará ese proyecto? La ciudadanía requiere que obras de esta envergadura se pongan en marcha por su importancia para el cuidado medioambiental, garantizar la gestión sostenible del agua, protección de los ecosistemas y la reducción de los lodos de desecho.

La riqueza innegable que regiones como la nortesantandereana tienen en materia hídrica es necesario que despierte la conciencia de todos para ser una especie de guardianes del agua, defensores de los frailejones, protectores del medioambiente sano y veedores para que programas como el de las plantas de tratamiento por fin fluya, al tiempo que apoyar las acciones para que las cuencas y reservorios del líquido cuenten con un ‘blindaje’ especial.

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