

Advertencias como las de que se seguirán suspendiendo los servicios de atención de salud por falta de pago y los casos concretos que agobian a más de 285 niños con discapacidades que en el departamento se quedarán sin atención, se convierten en alarmas de la crisis en el servicio.
El desespero por lo que está ocurriendo llevó a que la situación fuera expuesta ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Es razonable que al no encontrar atención especializada ni de urgencias ni tampoco medicamentos y mucho menos citas para programación de cirugías, al igual que graves tropiezos para todo lo relacionado con enfermedades de alto costo, se haya acudido a este organismo de la Organización de Estados Americanos (OEA).
En este sentido el Ministerio de Salud y de la Cancillería qué opinan de que dudas el nombre de Colombia no quedará muy bien parado y que la imagen del gobierno del cambio se desdibujará ahora también en el exterior como consecuencia del profundo deterioro en el que se encuentra el sistema de salud en todas las regiones del país.
Colombia potencia mundial de la vida es lo que repite a todo momento el presidente Gustavo Petro, cuya administración tendrá que responderle a la CIDH si el Estado está cumpliendo con sus obligaciones internacionales en materia de protección de la vida, la dignidad y la salud de sus ciudadanos.
¿Cómo vamos a ser potencia mundial de la vida con ese sistema sanitario tan deficiente? Ahí estamos ante una contradicción del tamaño de una pirámide egipcia, porque el anuncio gubernamental está quedando como una ilusión desdibujada por el crudo y duro padecimiento diario de los pacientes desatendidos.
Ser sometido un país a ese escrutinio ya de por sí plantea que poco o nada ha hecho por atender cabalmente los deberes constitucionales y legales en los aspectos señalados.
Últimamente se volvió parte del paisaje ver a pacientes encadenadas al frente de EPS reclamando atención adecuada en las diferentes áreas. Grandes filas de afiliados en búsqueda de los medicamentos. Multiplicación de las tutelas. Crecimiento de la deuda. Intervenciones, Y cierre de los servicios son los componentes del cuadro de una maltrecha salud.
Millones de afiliados de los regímenes contributivo y subsidiado se ven sometidos a un viacrucis e por ello es de esperarse que la CIDH exhorte al Gobierno nacional a adoptar medidas urgentes y sostenibles que garanticen un sistema de salud accesible, oportuno, transparente y humano.
La dura realidad de quienes se enferman los expone a la vulneración de sus derechos, el incumplimiento de fallos judiciales, la indiferencia frente a tutelas y desacatos, el acrecentamiento del “paseo de la muerte” y el discurso gubernamental sin ninguna clase de operaciones urgentes para enfrentar males como los señalados.
Colombia necesita un giro de 180 grados para salvar la salud de los colombianos con un plan estratégico que conjure las asfixiantes deudas, garantice la cobertura y atención total de los afiliados en todas las fases desde urgencias hasta consultas especializadas, cirugías y adecuada entrega de las medicinas al igual que en el campo de la prevención.
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