El expresidente de la Cámara de Comercio de Cúcuta, Carlos Luna Romero, considera que la reapertura de la frontera entre Colombia y Venezuela es un paso indispensable para la reactivación del intercambio comercial entre los dos países.
Luna asume la vocería de cerca de 30 organizaciones de sectores productivos de Norte Santander y el Táchira, los cuales, en julio de este año, suscribieron una carta abierta planteando la conveniencia de restablecer las buenas relaciones binacionales.
En ese documento se propuso “restablecer y consolidar espacios de diálogo permanente entre representantes de la sociedad civil, los gremios económicos y sociales, con las autoridades públicas regionales competentes, autorizadas por los gobiernos nacionales para el diseño y la aplicación de mecanismos expeditos para procurar soluciones a las dificultades...”.
Rotas las relaciones entre Colombia y Venezuela por decisiones de sus gobiernos, ¿qué sobrevive del intercambio comercial?
Muy poco sobrevive de esa balanza comercial tan importante entre Colombia y Venezuela. En Norte de Santander no sobrevive ningún comercio legal. Se hace todo a través de las trochas, financiando la ilegalidad y fortaleciendo los grupos delincuenciales. Se desplazaron a La Guajira y a Maicao esas operaciones legales reducidas y lo que nos queda es desempleo, inseguridad e ilegalidad.
A futuro, ¿cuáles previsiones se tienen?
Esperamos que podamos recuperar ese intercambio de comercio binacional legal que se puede hacer otra vez entre la Agencia Aduanal de Cúcuta y la Agencia de Aduana de San Antonio y que permita recuperar el tránsito de mercancía legal y el empleo, con el restablecimiento de toda esa dinámica que se ha generado a través de la historia, con beneficio no solo para su población en Norte Santander, con Cúcuta a la cabeza, sino de toda la comunidad fronteriza binacional, con exportaciones legales para un mercado que genera alta demanda en medio de grandes complejidades económicas, sociales y políticas.
¿Están actualizadas las políticas de frontera entre los dos países?
Hay unas leyes de frontera en ambos países y creo que es importante trabajar en la perspectiva de la recuperación de unas relaciones normales en medio de las diferencias que se puedan tener. El intercambio comercial es fundamental. También hay que activar el funcionamiento de los consulados para que puedan atender a los colombianos en Venezuela y también a los venezolanos de manera normal. Esto debe dar paso a una política de migración actualizada.
¿Cómo ve el problema de la migración de venezolanos a Colombia?
La migración llegó para quedarse, sin importar las circunstancias políticas y sociales que suceden en Colombia o en Venezuela. Es un tema al que tenemos que acostumbrarnos, pues impacta nuestro diario vivir. Es importante trabajar en lo que hemos dicho desde hace mucho tiempo, o sea, hacerle una verdadera caracterización para que pueda ser incluida laboral y económicamente.
Mientras que eso no se logre, asumiéndola como una política de Estado, no va a ser fácil su inclusión, en términos de normalidad. La afectación aumentará. Los indicadores sociales de desempleo, de inseguridad y de pobreza se mantendrán en forma negativa. Por eso es tan importante normalizar las relaciones. Esto impone que se haga el ingreso de las personas por los puentes y no por las trochas como se está haciendo ahora y que haya una verdadera política de regulación migratoria y de controles en los puntos de frontera para saber qué tipo de migrantes es el que viene.
Entonces se podrán direccionar en mejor forma las ofertas laborales, los cupos para educación, la asistencia en salud y la satisfacción de otras necesidades. Lo que nos muestra la historia es que las grandes migraciones terminan aportando inmensas capacidades a los países que las reciben, en lo cultural, lo social y económico.
A los indicadores negativos en la región, como el desempleo, la informalidad laboral el contrabando, la violencia y el bloqueo fronterizo, se agrega la pandemia. ¿Ve posibles soluciones o un plan de reactivación?
La verdad es que ese es un elemento adicional para nuestros históricos indicadores negativos. Lo que tenemos es que volver a activar el aparato productivo en toda su máxima capacidad en la región que es comercial para asimilar la población que está llegando, la población que no tiene empleo en la ciudad históricamente, la afectada por la informalidad, en el empeño de tener unas circunstancias y condiciones similares a lo que lo que se estaba viendo antes de la pandemia, que era una inminente y clara reactivación económica basada en el comercio.
Lo vimos el año pasado con el Viernes Negro en noviembre y la temporada de Navidad en diciembre. También, el año iba arrancando en esa misma dirección. Es fundamental normalizar nuestra gran fortaleza que impacta a toda la economía qué es la frontera abierta para que permita la llegada con las condiciones de bioseguridad necesarias de miles y miles de compradores venezolanos y colombianos que viven en Venezuela, que demandan nuestros bienes y nuestros servicios.
¿Los empresarios serán conscientes de las responsabilidades que deben asumir?
El compromiso del sector privado es actuar dentro del marco de los protocolos que exigen las autoridades de salud y las autoridades locales y regionales y del orden nacional para garantizar el control de la pandemia. Es necesaria esa participación. Sin el apoyo y sin el compromiso del sector privado no puede ser posible la apertura como la que queremos para reactivar la economía de la ciudad.
¿Y lo de las Zonas Económicas Especiales?
Creemos que es una gran herramienta que en buena hora el Gobierno Nacional y el bloque parlamentario de Norte de Santander sacó adelante, pero es fundamental que para que logre el impacto y el efecto que es de generación de empleo y de inversión de empresarios en la ciudad de Cúcuta para acceder a los beneficios de renta y de retención en la fuente, que se abra la frontera.
Vimos que este año arrancó con un impulso muy importante, pero, debido a las circunstancias de la pandemia, no se pudieron cumplir las exigencias de generación de empleo.
Es fundamental que se abra la frontera para que se reactive y puedan los empresarios acceder a esos beneficios de las Zonas Económicas Especiales (ZESE) que son tan importantes y van a permitir no solamente atender el mercado de compradores en la ciudad de Cúcuta sino desde aquí, poder atender esa demanda en Venezuela que requiere productos colombianos pero que tengan los beneficios de las ZESE en Cúcuta y que permita generar empleo.
¿Tiene nuevas propuestas?
Creo que hay que integrar proyectos regionales importantes e históricos que estamos en mora de desarrollar, como el centro de convenciones o la verdadera explotación del Régimen Franco de la Zona Franca de Cúcuta, integrado a la ZESE, y una frontera abierta controlada mediante los protocolos sanitarios de bioseguridad, pero que nos permita realmente generar el beneficio que necesita no solo la gente de Cúcuta y de su área metropolitana sino el impacto que pueda tener también en la economía nacional.
El país no se puede dar el lujo en estos momentos de desechar un mercado como el venezolano y el cual puede fluir en las mejores condiciones de competitividad por su frontera más urbana que Cúcuta, que tiene la mejor infraestructura y que también atiende el mercado histórico del Táchira y en general de Venezuela, que es un mercado que sigue demandando en medio de grandes dificultades sociales y económicas, productos al mercado venezolano, siendo nosotros como lo somos desde hace muchos años, su vitrina natural y obviamente su proveedor principal de productos.