Jaime Restrepo Cuartas es un profesional de múltiples actividades en Colombia. Es médico graduado en la Universidad de Antioquia y cuenta con otros títulos académicos. También ha hecho carrera como educador.
Fue rector de la universidad donde cursó sus estudios y lo es ahora de la de Santander, donde le ha correspondido poner en marcha programas de renovación. Con todo ese recorrido ya tiene un legado como contribución al desarrollo de la nación.
Ha incursionado en la política con sujeción a sus propias convicciones y es escritor con aporte de varios libros de su autoría a la literatura.
Su nueva obra es la novela “Héroes de barro”, de reciente publicación, una historia de violencias y extravíos, o hechos propios de una Colombia abrumada de desgracias sucesivas.
Por los vínculos que tiene con la región a través de la Udes, Jaime Restrepo Cuartas decidió hacer la presentación de Héroes de barro en Cúcuta, acompañado de la rectora seccional de la Udes, Carmen Elisa Araque, de otros docentes y de amigos.
Fue un acto remoto con enlace digital, dentro del sistema de la virtualidad, como está en macha para las reuniones de todo tipo. En esta ocasión el rector accedió a la entrevista.
¿Cómo afecta la pandemia de la COVID-19 el funcionamiento académico de la enseñanza superior en Colombia y, en particular en la universidad de la cual usted es rector?
Sobre cómo afecta la pandemia a las universidades mi opinión es que nos obligó a pensar distinto, a sacarlas del anquilosamiento y repensar el modelo que usamos. Es el comienzo de la desaparición de un modelo que mantenía como un elemento esencial las clases magistrales de siempre, con profesores a los que no se les cuestionaba su conocimiento, con alumnos pasivos que no hacían esfuerzos por aprender y con modelos de evaluación que privilegian la memorización.
Las universidades casi de la noche a la mañana siguiente tuvieron, a riesgo de desaparecer, que pasar de la presencialidad a la formación remota e iniciar ese tránsito con el uso de plataformas cada vez más interactivas, un proceso de autoformación y la oportunidad de evaluar de manera permanente para descubrir las capacidades y el aprendizaje por competencias. La Udes por su experiencia en la virtualidad pasó en ocho días de la presencialidad a la formación remota y de una vez vislumbró que la solución para el segundo semestre del 2020 es la formación
“Blended” que combina la virtualidad con una presencialidad que se ubica centralmente en las prácticas, las tutorías y algunas evaluaciones.
¿Si se han podido asimilar las nuevas técnicas para la enseñanza?
Las nuevas técnicas de la enseñanza le cuestan a los estudiantes y profesores que no están acostumbrados, pero con la transición los profesores se están dando cuenta de que las clases magistrales son aburridas, casi nadie las aprovecha y no son realmente magistrales porque suelen ser largas, tediosas y poco pedagógicas. En la virtualidad se logra un mayor trabajo personal y el profesor pasa a ser un acompañante del proceso formativo, mientras el estudiante asume un papel más activo.
¿Cuáles son los resultados de la seccional de la Udes en Cúcuta?
Toda la Universidad de Santander en sus tres sedes principales logró culminar el semestre académico y dejó para el inter semestral o para el segundo semestre alguna parte del componente de prácticas, que ya está autorizada por el Ministerio de Educación. Los cursos se declararon incompletos para poder ajustar las notas una vez se culminen dichas prácticas, lo cual es una salida transitoria. El efecto ha sido positivo.
¿Cómo ve la enseñanza de la educación superior en Colombia?
La educación superior en Colombia ya venía en crisis, lo que se demuestra con la disminución progresiva de las matrículas. Esta situación sacudió a las universidades y que esto ocurriera permitirá que sobrevivan las instituciones que logren adaptarse y salir triunfantes con pertinencia, calidad y un nuevo modelo pedagógico.
¿Qué enseñanza le dejó su participación en la política?
La participación mía en la política me enseñó que quien quiere trabajar por el país puede hacerlo y prestar un servicio. Desafortunadamente la mayoría de los políticos no trabaja por el país sino por su beneficio personal. Satisfecho de las leyes que logré sacar adelante y de los compañeros que me acompañaron con respeto en la búsqueda de un país mejor, inconforme con muchas de las cosas que me tocó vivir.
¿Cree posible una suficiente reactivación de Colombia después de esta pandemia del coronavirus?
Yo soy optimista por naturaleza y creo en el renacimiento, en volver a nacer, que es como levantarse de las cenizas. Claro que podemos recuperarnos social y económicamente y en ello todos debemos contribuir.
¿Su nuevo libro Héroes de barro qué contenido ofrece?
Paralelo a mi actividad educativa soy escritor. Cuento historias y sobre ellas dejo volar mi imaginación. “Héroes de barro” fue mi primera novela, la empecé a vislumbrar desde 1979 en mis incursiones como médico y dirigente en el Magdalena Medio. Narra la historia de los campesinos que quedaron atrapados en medio de la pugna política y militar entre el ejército, la guerrilla y los grupos paramilitares que comenzaban a desplegar sus actividades en esa región con el respaldo de los terratenientes. Son las vicisitudes de ellos, tratando de sobrevivir en medio de esa guerra, luchando por sus parcelas, por defender su familia. Son héroes porque fracasaron en el intento, fueron asesinados y son de barro porque defendían en medio del légamo la posibilidad de triunfar. Fueron sacrificados.
¿Entre la literatura y la docencia a cuál le pone mayor dedicación?
No hago parangones entre mi trabajo como docente y la facultad de escribir porque son actividades complementarias. Escribir potencia mi capacidad de crear, de aprender del idioma, de fortalecer las competencias de los estudiantes y profesores en la lecto-escritura y de contar esas historias del país que muchos quisieran que pasaran inadvertidas. Seguiré escribiendo y seguiré luchando por el país que tiene capacidad de renacer y de sobreponerse a las contingencias.